Rua Valparaiso o “Callejón de la Mona”

15 dic 2019 / 11:45 H.

V alparaiso es el nombre de una ciudad chilena (Val del Paraíso) es decir, Valle del Paraíso, fundada por Juan de Saavedra en 1536. Pero lo que me trae a esta página no es hablar de esa ciudad hispanoamericana, sino adentrarme en la callejuela que lleva ese nombre en Jaén, Valparaiso, conocida popularmente como “Callejón de la Mona”.

Comenzaré recordando, como si se tratara de un lienzo en el que dibujo, con mis pinceles del tiempo, los olores, los sabores y los colores de aquel pretérito presente, ilustrado por el tañido de las campanas catedralicias, tanto en las primaveras floreadas, empatizadas con el trino de los pájaros, como en el otoño multicolor y los inviernos cenicientos. Me vienen a la memoria las tertulias con amigos en la terraza del Bar Sanatorio; en ese entrañable lugar, sentados sobre sillas metálicas verdes, desconchadas por el uso y el paso del tiempo, y veladores del mismo estilo. Al lado de aquella antigua taberna se encontraba el Bar “Los Manueles”; también de aspecto añoso, desaparecido con anterioridad. Las cañas de cerveza, “El Alcazar” (sin tapa) tiradas por Juan y servidas por José, nos sabían a gloria bendita por el encanto del lugar. Un sitio único e irrepetible que encierra arcanos enigmáticos a la sombra de la majestuosa Seo Vandelviriana. Me refiero al friso gótico que hace calle con el palacio de los Vélez (en la actualidad el Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén) en el que según cuentan los empleados de esa institución, se manifiesta el espectro de una bella doncella que habitó en otros tiempos (siglo XVII) ese lugar palaciego.

Esa hermosa cenefa gótica está formada por brazadas de hojas de acanto, ceñidas con cinturones. También tiene esculpido un hermoso follaje de granados con sus respectivos frutos, además de esferas, conchas de vieiras, flores de lis, racimos de uva, gavillas de trigo, y un largo etcétera de bonitos y cuidados detalles; incluso figuras antropomorfas y zoomorfas. La cenefa de estilo gótico florido, fechada hacia finales del siglo XV, es atribuida al maestro cantero Enrique Egas. Contiene un discurso iconográfico destinado a difamar al pueblo judío, presidido por un personaje vestido con el hábito judaico y el rodete sobre su cabeza (“La Mona”).

Esta escultura sedente que mira al alba, al levante, nos indica el inicio de la interpretación iniciática, es decir, de derecha a izquierda (como escriben y leen los hebreos) así como las figuras vegetales talladas en piedra, se ramifican hacia la izquierda en dirección del sol naciente.

El obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, nacido en Mondoñedo (provincia de Lugo) inquisidor General, nombrado por Isabel La Católica, fue impulsor de magníficas obras monumentales: la más importante de todas ellas, la Catedral renacentista de la ciudad de Jaén, que se construyó sobre los restos de la anterior Catedral gótica, en donde fue asesinado el Condestable Miguel Lucas de Iranzo con la culata de una ballesta por acoger la cultura hebraica y los oficios de los judíos en aquella época (siglo XV), reinando en aquellos tiempos el monarca Enrique IV.

Estas callejas que adornan mis paseos socráticos, poseen un halo de misterio que alumbran, quizá, un sentimiento romántico construido con formas imposibles en una arquitectura impertérrita, imperecedera que conforman sentimientos impenitentes y que emanan de esta bendita ciudad jiennense, embellecida por la mirada serena de las montañas que nos rodean. La Calle Valparaiso o “Callejón de la Mona” es un lugar literario, evocador, que nos abre paso, en nuestro caminar, para captar los fonemas y lexemas que rezuman de esas arcaicas piedras esculpidas magistralmente; acompañadas por los árboles limoneros, ofreciéndonos color y frescura y el aroma encantador del azahar en los días primaverales, y así, de esta manera, nos enamoramos de ese singular sitio presidido por la escultura del gran maestro, el arquitecto Andrés de Vandelvira.