Rastreando la verdad
Una misión concebida hace 60 años para perforar en el fondo del mar a través de la corteza terrestre hasta penetrar en la capa subyacente está retomándose en aguas del Océano Índico. Los científicos están expectantes
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Una misión concebida hace 60 años para perforar en el fondo del mar a través de la corteza terrestre, hasta penetrar en la capa subyacente, está retomándose en aguas del Océano Índico. A principios de este mes, el buque de perforación Joides Resolution ha partido de Colombo, Sri Lanka, hacia un punto en el sudoeste del Océano Índico conocido como la Banco Atlantis. Allí, bajará una broca y tratar de perforar con ella a través de 3 kilómetros de roca, recogiendo una muestra de núcleo a medida que avanza. Si todo va bien, futuras expediciones finalizarán el trabajo hasta alcanzar el manto. Normalmente, se considera que el límite entre la corteza y el manto debe ser una característica marcada por la discontinuidad de Mohorovicic conocido, o “Moho”, en la cual cambia la velocidad de las de las ondas sísmicas. Pero en el Banco Atlantis, el manto se cree que brota 2,5 kilómetros por encima de la “Moho”, por lo que es más fácil de alcanzar. Y es que llegar a estas fronteras de la Tierra profunda “es uno de los grandes esfuerzos científicos del siglo”, dice Henry Dick, un geofísico de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Massachusetts y co-líder de la expedición, informa Nature. Por debajo de los continentes, la ‘Moho’ se encuentra de 30 a 60 kilómetros hacia abajo. En el caso de los océanos, el objetivo está lo suficientemente cerca para ser alcanzado con equipos de perforación a bordo de buques. En la campaña de perforación, Dick espera llegar a la transición entre la corteza y el manto en el Banco Atlantis, y luego volver con un barco japonés de última generación para llegar a la “Moho” a una profundidad de 5 kilómetros o más. Los científicos trataron de alcanzar la “Moho” a mediados del siglo XX. En la década de 1960, científicos estadounidenses desarrollaron el ‘Proyecto Mohole’ en el fondo del mar frente a la isla Guadalupe, México. El proyecto alcanzó una profundidad de 183 metros justo antes de que los costes se disparasen y el proyecto se cancelara. Más recientemente, entre 2002 y 2011, se perforaron agujeros en el Pacífico Oriental que extrajeron un grano fino que los geólogos piensan que se asiente directamente sobre la “Moho”. Dick y sus colegas apuestan por el Índico porque hay menos espacio para perforar a través de roca dura.
Si la misión tiene éxito, los proyectos ulteriores continuarán la perforación hasta la frontera entre la corteza y el manto. Los científicos que participan en la misión quieren estudiar más la conducta del magma y cómo se forma la nueva corteza oceánica al subir desde el interior del planeta. También examinarán los núcleos de las rocas y si contienen microorganismos. Esta expedición no es el primer intento de alcanzar la discontinuidad de Mohorovicic, que es una zona de transición entre la corteza y el manto. Los geólogos llevan casi 60 años tratando de lograr este objetivo, hasta ahora sin éxito.
La misión del Joides se enmarca dentro del programa IODP (Internacional Ocean Discovery Program o Programa Internacional de Descubrimiento del Océano), un gran consorcio de investigación internacional que analiza la historia de la Tierra y la evolución de su clima a través de los sedimentos marinos acumulados durante millones de años.
Para la comunidad científica, esta expedición es una de las más transcendentales del siglo, puesto que ayudará a conocer mucho mejor la tierra y, a lo que es más importante, predecir lo que pasará en el futuro. De ahí, tanta expectación entre los investigadores.
El Joides Resolution es un singular buque de investigación, diseñado especialmente para realizar perforaciones profundas en el lecho marino. Puede reunir muestras de sedimentos y rocas mientras flota en aguas de 5 kilómetros de profundidad. Las muestras recogidas son analizadas por científicos de todo el mundo para estudiar terremotos, volcanes, la formación de recursos naturales y la dinámica del cambio climático. Su
tamaño y aspecto son imponentes: mide 143 metros de largo y 21 metros de ancho.