Entre castillos y almenas
Laura García Rodríguez lleva un año en Limerick, ciudad irlandesa a la que decidió viajar desde el momento en que terminó sus estudios. Para ella esto supone la posibilidad de aprender más y volver completamente formada
Toda una ciudad ancestral que se encuentra a orillas del río Shannon, y que es una de los lugares centrales de la cultura en Irlanda. Perderse por las calles de Limerick es como perderse por inmensos lienzos llenos de vida y en los que el arte lo empapa todo, como demuestran sus reconocidos museos, como por ejemplo el Museo Hunt, la Limerick City Gallery of Art o los grandes festivales que tienen lugar en la ciudad, pasando por las celebraciones por el Día de San Patricio o el Festival Internacional de Cine Richard Harris. Allí se encuentra desde hace un año Laura García Rodríguez, que nada más terminó su máster decidió viajar hasta Limerick. “Una vez acabé mis estudios decidí con mi novio viajar a Irlanda porque los dos teníamos familia aquí. La verdad es que ambos encontramos trabajo bastante rápido”, explica sobre su llegada a la ciudad la joven.
De hecho, el periodo de adaptación a la ciudad no fue complicado para la joven ya que, tal y como ella misma relata, poco después de llegar encontró un trabajo que le permitió tener una rutina diaria que le ayudó de mucho para asentarse en su nueva vida en Irlanda. “La verdad que fue sencillo al principio porque a las dos semanas de llegar comenzamos a trabajar y a tener una rutina, y empezamos a hacer amigos y conocer gente bastante rápido”, sostiene Laura.
Y es que Limerick cuenta con grandes secretos e historias en su interior. En el corazón medieval de la ciudad en King’s Island, la “Isla del Rey”, se puede explorar un castillo con una antigüedad de 800 años y lo cierto es que, a pesar de que el tamaño del lugar no es excesivamente grande, Laura, junto a su pareja, amigos y familiares, siempre ha encontrado motivos para pasar un buen tiempo y descubrir más cosas de la misma, puesto que un lugar como ese se presta a ser descubierto cada día. “Limerick no es una ciudad muy grande y la vida en ella es bastante tranquila, pero siempre encuentras algo que hacer, ya sea visitar pueblos preciosos o excursiones a la costa oeste de Irlanda, que es la más bonita”, comenta Laura García.
Con respecto a las costumbres, la joven jiennense sostiene que hay algunos aspectos que sorprenden mucho a los irlandeses, mientras que a ella misma le maravillan otras razones y formas de vida de ellos que no esperaba o imaginaba que existieran. Entre ellas, la diferencia horaria para cenar. Y es que ni ellos comprenden bien los horarios de España y Laura siempre se sorprende de las horas a la que la invitan para tomar algo. “A los irlandeses les sorprende mucho lo ‘tarde que cenamos’ los españoles. Y a mí en cambio me sorprende que las veces que he quedado con ellos para cenar haya sido a las cinco y media o las seis de la tarde, entre otras cosas”, explica Laura al hablar de las costumbres existentes en la ciudad.
Y es que Limerick data de la época vikinga y aguarda en su interior muchas historias que resultan apasionantes para esta jiennense que trabaja en un estudio de arquitectura en la ciudad. Durante todo un año ha tenido la oportunidad de aprender más sobre muchas facetas del lugar, pero reconoce que, sin lugar a dudas, le gustaría tener la oportunidad de bajar más veces a su casa para visitar a su familia y amigos. “Me gustaría poder ir más, por ahora he ido de vacaciones en verano y en Navidad. La verdad es que me gustaría mucho volver a vivir en España, cuando gane algo más de experiencia laboral. Mi meta es volver algún día a casa, pero no tengo fecha límite”, añade la joven, Mientras tanto, disfruta de su vida en una hermosa ciudad en la que el arte, la cultura y la vida emergen entre sus castillos.
Un acento bastante especial. Así define Laura a la pronunciación de las personas que viven en Limerick y que han supuesto en ocasiones una confusión tanto para ella como para el resto. “Una vez nos montamos en el autobús y le preguntamos al conductor cómo llegar a la Universidad. Nos estuvo dando indicaciones como cinco minutos y al final nos subimos al bus sin tener ni idea de dónde íbamos. En otra ocasión, entendí que la señora de la limpieza del estudio donde trabajo me preguntó que cuánto me estaban pagando. Me sorprendió que me hiciera esa pregunta, pero como le tengo mucho cariño, se lo dije. Se quedó en silencio bastante rato: me había preguntado que cuánto me habían costado los zapatos que llevaba”, explica la joven. Sin duda, momentos que a pesar de las confusiones quedan en la memoria una vez los vuelves a recordar.
Son muchas las cosas que una persona echa de menos cuando cambia de vida y de lugar. En el caso de Laura García es tanto la familia como la posibilidad de disfrutar de un buen tiempo o al menos diferente al que existe dentro de Irlanda. Y es que ha cambiado un clima de calor y sol por uno que, a su gusto, resulta excesivamente lluvioso. “Va a sonar muy cliché, pero hecho mucho de menos los días de sol, el calor y los veranos de verdad. Aquí llueve demasiado. Echo de menos también las tapas, tomarte algo en una terraza tranquilamente, que los comercios cierren tarde... La vida en España es mucho más fluida”, sostiene. Sin embargo, disfruta mucho de su experiencia en la ciudad. Además, reconoce que echa mucho de menos a sus familiares y amigos pero que trata de mantener el mayor contacto que puede con ellos.
La joven jiennense Laura García ni viajó sola en su aventura a Irlanda. Desde el primer momento decidió con su pareja ir a Irlanda para aprender más y sabiendo que contaba con familia allí para no tener grandes problemas. Además, tuvieron la suerte de cara desde el primer momento, puesto que los dos encontraron trabajo a escasas semanas de llegar a la ciudad, lo que les ha servido para tener una buena rutina y seguir ampliando su curriculum y conocimientos durante este proceso Es la primera vez que la joven vive fuera de España, pero es una experiencia que considera increíble y de la que reconoce que cree que más personas deberían poner en práctica. “Lo cierto es que la recomiendo. No te puedes cerrar puertas y nunca sabes hasta donde puedes llegar si no te atreves a dar el paso fuera”, sostiene la joven. “Lo mejor de vivir fuera es poder viajar tanto y descubrir todas las zonas interesantes y que son menos turísticas del país en el que estás. Lo peor es tener tan lejos a tu familia y amigos”, añade acerca de su experiencia.
Son muchos los recuerdos que se lleva Laura de sus días en la ciudad y, aunque aún tiene tiempo de seguir recopilándolos, uno de los más importantes fue junto a su prima y el novio de esta. Juntos recorrieron y visitaron la Catedral Galway en un día que quedó para el recuerdo para todos ellos y que no dudaron en inmortalizar.
Lo peor de estar lejos es no poder ver a la familia, pero hay veces en los que ellos vienen por ti. Eso le pasó a Laura que recibió la visita de sus padres, sus tíos, sus primos y hermano, con quiénes tuvo la ocasión de pasar grandes días y mostrarles los rincones más bellos de la ciudad en la que ahora vivive la joven jiennense.
Nada como pasar un día de anécdotas y diversión con tus amigas. Eso es algo que Laura suele hacer cada vez que puede y, en este caso, fue tanta la diversión que quisieron inmortalizar este curioso y gran momento en el que ella y sua amigas Elaine y Marie se colocaron unas gafas gigantes en una tarde de pubs.
La oportunidad de viajar a otro país supone la opción no solo de conocer otra cultura y ciudad, si no visitar lugares y sitios que son relativamente cercanos. Por este motivo, Laura y su novio visitaron junto a sus amigos irlándeses Galway. Un viaje muy especial en el que pudieron conocer otro rincón inglés de enorme belleza.