Periodismo “de grana y oro”
Alfredo Margarito,exgerente y crítico taurino del periódico, estuvo en el jurado
El rico argot del planeta de los toros reserva los colores grana y oro de los vestidos de luces a los matadores dotados de valentía —¿cuál de ellos no la tiene?— y coraje. Sin pisar la arena, tras los burladeros también se tapan otros “diestros” a los que, pluma en mano, no les tiembla el pulso a la hora de ejecutar la suerte suprema del periodismo taurino, un género apasionante que en Diario JAÉN tuvo y mantiene todavía el cartel que merece.
Brillante cronista de la Fiesta Nacional, Alfredo Margarito Ibáñez —tan de aquí que nació a la sombra del Arco de San Lorenzo—, desde la atalaya privilegiada de sus ochenta y tres años de existencia firma una biografía casi plenamente vinculada al rotativo provincial tanto en su faceta administrativa —llegó a ocupar la gerencia del periódico— como en el aspecto puramente informativo. La fotografía de hoy lo muestra en plena “faena” de elección de las mejores tarjetas navideñas presentadas al concurso convocado por Diario JAÉN, de cuyo jurado formó parte con Juan Martínez, de la Caja Provincial de Ahorros de Jaén; los pintores Miguel Ayala, José Olivares y Francisco Molinero; el profesor Juan Manuel Molina Damiani, y el polígrafo Manuel Urbano, por citar solo a quienes aparecen en la imagen.
Autor de cuatro libros sobre la tauromaquia y “devoto” del gran Manolete, Margarito, que comenzó sus seis reconocidas décadas de crítica de toros en tierras murcianas y continúa prestigiando publicaciones ungidas con su inconfundible estilo de discípulo del gran villanovense K-Hito, vive en la actualidad una más que bien ganada jubilación rodeado del cariño de su familia —Fina, su esposa murciana; Conchi y Alfredo, sus dos hijos, y cuatro nietos— y de la admiración de una multitud de aficionados que reconoce su magisterio, el oficio acumulado, ese que le ha valido, entre otras muchas, muchísimas distinciones, la Medalla al Mérito Taurino de la federación española, ahí es nada. Un lujo de esos que abundan en el mar de olivos y que, como tantos de ellos, hace su particular “paseíllo” cotidiano vestido con el terno sobrio de la humildad.
Conocedores de la gran labor de Alfredo Margarito en pro de la tauromaquia, figuras del escalafón como el valenciano jiennense Enrique Ponce —con quien se abraza en la foto de 2003— se cuentan entre sus amigos.
A falta de vuelta al ruedo, uno de los más hermosos premios que un crítico taurino puede recibir es contar con un pasodoble con su nombre. El maestro Vilches firma el suyo, que se estrenó bajo la batuta de Juan Antonio García.
Piensa Margarito que, a día de hoy, la fiesta taurina no pasa su mejor momento. Lo dice con nostalgia, él que ha vivido grandes épocas. Con Felipe Fernández, en La Económica, posa tras pronunciar una charla, en 2005.