Pelusas

    13 nov 2016 / 11:41 H.

    El nombre de Mafalda se lo pusieron por la Mafalda (1197-1256) que fue hija del Rey Sancho I de Portugal. A los once años la desposaron con Enrique I de Castilla, matrimonio que fue anulado al no ser consumado. Fue beatificada en 1793 porque tras su vida religiosa como cisterciense en el Monasterio de Arouca, su cuerpo estaba incorrupto. El nombre de Mafalda es una adaptación portuguesa del germánico Matilde, que significa: “poderosa en la batalla”. Mafalda de Portugal tiene su celebración el 2 de mayo. Otras Mafaldas son: Mafalda de Saboya, que murió en 1944 en un campo de concentración nazi tras un bombardeo, y la Mafalda de Quino, personaje adolescente que habita en unas tiras de dibujo con diálogos de realismo filosófico y humor.

    A quien le pusieron el nombre de Mafalda, pensando en la Mafalda de Portugal, es una periodista con un programa de FM nocturno de ámbito local. El programa “El otro lado” está dedicado a entrevistas promocionales. Después del análisis del Estudio General de Medios le han dicho que el programa se mantiene por su componente de marketing emocional. Sin embargo, debe desarrollar e iniciar el marketing relacional buscando una serie de acciones para fidelizar a sus oyentes.

    Algo habría de bueno en su programa para que le aconsejaran hacer cosas. Mafalda lo interpretó de este modo y dedicó todo un verano a pensar en esas acciones. El primer programa que nació de esta reflexión se basó en las pelusas. Para su desarrollo contactó con la Universidad de Ildania quien envió a uno de los profesores del Departamento de Física. En el programa que grabaron quedó bien claro que las pelusas de la casa tienen como origen los pelos y sobre ellos, cargados de electricidad, se van acumulando partículas de carga contraria (polvo, fibras, descamación de la piel etcétera). Las corrientes de aire, desde las que entran por las ventanas a las que producen sus habitantes, van liando las pelusas y desplazandolas a los lugares en donde se barre poco (debajo de las camas y los muebles). Las casas deshabitadas tienen pocas o ninguna pelusa y se quedan en el silencio de las telarañas y el polvo. Las pelusas del ombligo tienen el mismo origen: son los pelos que hay alrededor de él los que con el roce quedan cargados de electricidad y atraen las fibras de la ropa y piel muerta. En las mujeres es infrecuente. Karl Kruszelnicki ha investigado estos aspectos sobre las pelusas y recibió el premio Ig Nobel 2002 por este estudio. El Ig viene del inglés Ignoble que quiere decir innoble, los premios tienen como objetivo “hacer reír para después pensar”. Promovidos por Annals of Improbable Research, se entregan en la Universidad de Harvard. Algunos premiados con el Ig Nobel después recibieron el Nobel auténtico. España tiene seis Ig Nobel.

    Mafalda cree que la entrevista fue interesante. Para ella, el beneficio del programa fue descubrir que las pelusas del ombligo, motivo de su inspiración, eran únicamente un efecto triboeléctrico.