Las aldeas perdidas

Una de las rutas más impresionantes de las que se puede disfrutar en la Sierra de Segura corresponde a un paseo por lo que un día fueron territorios poblados y hoy son un recuerdo. Comienza en el nacimiento del río Segura

    10 nov 2019 / 12:25 H.

    S i realmente quieres conocer la esencia y el corazón de la Sierra de Segura, tengo una ruta para ti. Me gusta llamarla “Ruta por las Aldeas Perdidas”, apenas 18 kilómetros, que hace gala de su nombre. La Sierra de Segura, la más extensa y salvaje del mayor Parque Natural de nuestro país, donde conviven impresionantes cumbres como el Yelmo, el Banderillas o el Empanadas, junto con inmensos calares como los Campos de Hernán Perea, Navalperal y Navalespino. Hogar de cientos de afluentes y de uno de los grandes ríos de nuestro país, el Segura.

    Es justo en su nacimiento donde comienza la ruta. Intenta imaginar, un bellísimo rincón entre rocas calizas, como una puerta a la montaña, se abre un agujero en la piedra viva por la que manan las gélidas aguas del río Segura. Nuestra andanza comienza subiendo por una amplia pista forestal, que despiden las últimas casas de Fuente Segura para comenzar a ver construcciones típicamente serranas como las tinadas que guardan los rebaños. Los pinos laricios dominan la vista, intercalándose con grandes extensiones desprovistas de vegetación a excepción de algunos piornos, espinos arros y otros arbustos.

    Son paisajes duros los que atravesamos, de rocas blancas que reflejan la luz del sol, paisajes que parecen de otro mundo por la serenidad que transmiten. El verde de la vegetación y el celeste del cielo, son los únicos contrastes que podemos observar, mientras nuestro camino nos conduce al mirador de Juan León. Un saliente, que aloja una pequeña meseta y arroja unas espectaculares vistas sobre todo el valle de Los Centenares, una preciosa aldea, que fue expropiada y que más tarde tendremos la ocasión de recorrer. Continuamos por el camino del Pinar del Risco, y comenzamos a descender junto a una preciosa rambla que poco a poco se ensancha, creando un pequeño valle. Nos dirigimos hacia el cortijo de la Cabaña y según perdemos altura, aparecen algunos pinares de repoblación entre los que se empieza a divisar una de las aldeas perdidas. Seguimos perdiendo altura hasta que llegamos a este precioso valle, rodeado de montañas y vegetación, aun se alza la aldea de Los Centenares. Una antigua población, expropiada durante el régimen franquista para crear el Coto Nacional de Caza. La mayoría de sus casas están derruidas y forman un paisaje desolador, es imposible no pensar en las gentes que levantaron aquellas casas, que labraban aquellas tierras y que se vieron forzadas a dejar su hogar.

    Dejamos atrás este precioso lugar, comenzando a descender buscando la Umbría de la Parra, mientras magníficos valles se muestran ante nosotros. Tras cruzar varios arroyos estacionales, comenzamos una subida, hasta una de nuestras aldeas a conocer. Subimos hasta llegar a la Cortijada de Miravetes, otra preciosa aldea, en su mayor parte conquistada por la abundancia vegetal de la zona. Es fácil imaginar familias viviendo en este lugar, con eras perfectamente dispuestas para separar el grano, corrales para mulos, algunos lavaderos para la colada... ahora todo reducido a recuerdos. Si duro es conocer la historia del lugar, no menos es abandonarlo. Espera una subida por caminos serranos algo perdidos hasta alcanzar el calar que forma el arroyo de la Puerca, las vistas según cogemos altura son maravillosas. A los pies la cortijada de Miravetes, a lo lejos los Centenares y Peña Amusgo, barrancos, montes y arroyos... belleza sobrecogedora para el alma. Mientras nos despedimos de este precioso enclave, encaramos el arroyo que nos devuelve a Fuente Segura con una pregunta que nos bombardea la mente ¿De verdad existen lugares tan bellos en Jaén?

    De belleza sin igual en plena provincia
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    La andanza comienza subiendo por una amplia pista forestal, que despiden las últimas casas de Fuente Segura para comenzar a ver construcciones típicamente serranas como las tinadas que guardan los rebaños. Los pinos laricios dominan la vista, intercalándose con grandes extensiones desprovistas de vegetación a excepción de algunos piornos, espinos arros y otros arbustos. La ruta continúa hasta el camino del Pinar del Risco, es en ese momento cuanto comienza a descender.