Un enamorado del flamenco desde que contaba con apenas quince años. Francisco Delgado conocido como Tato es un referente en la provincia cuando se trata de hablar de arte, avalado por su amplia trayectoria y su talento indiscutible.

—Se ha consagrado como un referente en el flamenco de la provincia y cuenta con una amplia trayectoria. ¿En qué momento se encuentra Francisco Delgado, Tato?

—Ahora mismo ensayo una vez a la semana con mi guitarrista con el que voy grabando y recopilando todo lo que hacemos juntos, tengo más de 500 cantes actualmente y mi intención es transfórmalos en un proyecto con el paso del tiempo. Ahora mismo, estoy en una etapa profesional diferente a las anteriores en la que quiero trabajar en lo que realmente me apetece y dejar un poco de lado las competiciones que antes tenían mucho más peso para mí. Eso sí, la ilusión la mantengo intacta.

—¿Tiene algún proyecto en mente?

—Sí, tengo dos, uno dedicado a Antonio Machado y otro a Federico García Lorca, ambos ya grabados. El del poeta granadino es el primero que verá la luz y posiblemente sea a lo largo del año que viene que tendrá 18 temas. En ellos hablo de Lorca desde mi perspectiva personal, todas las canciones están escritas por mí sobre mi visión del poeta y la verdad que llevado al flamenco creo que se ha quedado muy bonito.

—Y el flamenco, ¿qué momento cree que atraviesa con respecto a la provincia?

—En la provincia tenemos muy buenos cantaores, pero en nuestra tierra siempre ha ocurrido lo mismo. Al igual que pasa con otros asuntos, Jaén ha sido siempre la olvidada de Andalucía en referencia al flamenco y parece que este arte se da más en otras provincias, cuando nuestros artistas no tienen nada que envidiar al resto de la comunidad.

—Por tanto, ¿el flamenco tiene futuro en la provincia?

—Por supuesto. En el caso de Úbeda tenemos a jóvenes que despuntan al cante, como José Costales y David de la Tomasa, mientras que a la guitarra destacan también Paco Orcera, Julio Romero y el Torro. Asimismo, tenemos artistas con mucha valía en otros municipios, pero nos cuesta mucho encontrar salidas. También es necesario mover las agrupaciones flamencas para que los artistas tengan un apoyo por nuestra parte.

—Haciendo un viaje hasta sus inicios, ¿cuándo se dio cuenta de que el flamenco era lo suyo?

—Me di cuenta sobre los quince años. Por entonces, un primo de mi madre, muy aficionado y enamorado del flamenco, sintonizaba un programa que se llamaba “Parada Flamenca”, dirigido por Rafael Valera y pensé que yo no cantaba mal y así empecé a escuchar a los grandes de entonces y descubrí que podría tener mi hueco en este mundo. Más tarde, gracias a mi hermano que participó en la obra de teatro Yerma, en Úbeda, pude enfrentarme por primera vez al público. Canté unas nanas de Lorca durante la obra ante un público joven que me acogió muy bien. Ese día había en la sala gente de Jódar aficionada que me empezó a llamar.

—¿Cuáles y dónde fueron sus primeras actuaciones profesionales?

—Las tengo muy presentes. Son unas actuaciones que se hacían en la plaza de los Carvajales en el año 1975. Tuve la suerte de poder cantar con Rafael Romero, Curro de Utrera, Carmen Linares, entre otros, gente maravillosa. Fueron unas actuaciones que se realizaron durante años y que terminaron por perderse, aunque he enviado escritos en más de una ocasión al Ayuntamiento de Úbeda con el objetivo de poder recuperarlas.

—En la provincia, ¿qué actuación le ha marcado?

—Fue en el I Festival Flamenco de Úbeda que se hizo en el polideportivo en 1980, canté junto a Camarón de la Isla, Chiquetete, Naranjito, entre otros grandes. En esa ocasión me acompañó mi guitarrista el Perejil. Como novato, salí a actuar el primero, pero no me importó pues fue una noche que recuerdo con muchísimo cariño y el público se portó muy bien.

Ha actuado por toda la geografía española. ¿Cuáles son los lugares que recuerda con mayor cariño?

—Muchas de ellos me marcaron. He cantado en Madrid, Logroño, en Ávila y en otros muchos lugares donde hay mucha afición y que nunca olvidaré.

—¿Se considera profeta en su tierra?

—Sí, la gente de Úbeda me quiere y yo a ellos. Sí que tengo que decir que se podría hacer más flamenco del que se hace con todos los talentos que tenemos en nuestra ciudad. Además, también sería muy interesante que acercar el flamenco a los más pequeños, es algo esencial. Si se les enseña desde jóvenes se les siembra el interés y es cuando se descubren a las futuras estrellas. Lo sé por experiencia porque las veces que he ido a los colegios los niños muestran un gran interés por nuestro arte.

—¿Cuándo le llega la oportunidad de grabar su primer disco?

—Fue en 1984. Mi gran amigo Alfonso Hortal me propuso grabar una cinta, que era lo que se hacía por entonces, a lo que acepté encantado. Entre las letras de ambos conformamos un trabajo que grabamos en Madrid que recibió el nombre de “El cante Jondo con La Loma”. Sin embargo, hasta que grabé el segundo de mis trabajos, tuvo que pasar un largo tiempo.

—Háblenos de los otros discos.

—Mi segundo trabajo fue en 2004, ya en CD, bajo el título “El cante flamenco clásico de El Tato” con la guitarra de Paco Orcera. Un año más tarde grabé “El Tato sueña al Quijote en el flamenco” también con Orcera. Más tarde, el cuarto, con el título “El Tato, cantes a Miguel Hernández” con la guitarra de Juan Manuel Álvarez y, por último hace dos años, compuse “El Tato canta saetas a Úbeda”, un disco precioso donde están representadas todas las cofradías.

—¿En quién se inspira cuando compone sus letras?

—Siempre las escribo yo y depende sobre el tema que verse intento que sea mi esencia, algo personal.

—Se ha rodeado de diversas figuras del flamenco que han marcado la historia. ¿Cómo es relacionarse con estos artistas?

—Hay un poco de todo, a lo largo de mi trayectoria me he encontrado con gente encantadora que me ha tratado muy bien y, con otros, algo menos, el mundo del flamenco es un claro ejemplo de cómo funciona la sociedad en su conjunto.

—También habrá cosechado alguna anécdota en estos años.

—Una vez bajé a un festival de Bedmar en el que canté con Juanito Valderrama, el caso es que en los camerinos no había luz. Cuando comenzó a anochecer uno de los guitarristas se quejó a lo que otro le contestó: ¿pero qué te crees que aquí se viene a escribir?, nosotros hemos venido aquí a cantar...para que quieres tanta luz...

—Su talento le ha hecho recoger diversos premios. ¿Cuáles son?

—Es cierto que tengo varios premios. El primero me lo dieron en el Donadio tras cantar por seguidillas. Después vivieron otros en diversos municipios. Todos ellos son una forma de animar a seguir luchando en este mundo.

—Tiene varios libros publicados. ¿Qué obras son?

—En 1997 publiqué una obra costumbrista llamada “El viejo café”, inspirada en Úbeda. Luego escribí “Jesús y yo”, “Las confesiones de los espíritus”, “El bulevar de los enfermos”, “Poesía ubetense” y, por último, “El flamenco mola”.

—Otra de sus facetas se centra en la enseñanza del flamenco con numerosas conferencias ilustradas. ¿Cuándo las ha llevado a cabo?

—Especialmente he visitado los colegios de Úbeda. Es muy bonito explicar un arte como el flamenco a los más pequeños, nuestras raíces y como se han desarrollado. Se trata de una experiencia muy enriquecedora para mí y espero sembrar la semilla de la afición entre los jóvenes.

—¿Qué consejo le daría a quien empieza en el arte del flamenco?

—Yo les diría que escuchen mucho flamenco, que lo sientan y lo disfruten y que de esa manera es como les llegará hasta lo más adentro.