Originario de Chilluevar, el doctor José Miguel Cisneros Herreros es actualmente el director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla es médico especialista en enfermedades infecciosas y fue la voz y el rostro de la crisis que provocó el brote de listeriosis en Andalucía. Ahora, hace balance de cómo funcionó el dispositivo y hablar sobre su carrera. Además, es director del programa Pirasoa, que consiste en un uso apropiado de los antibióticos.

—Hábleme sobre el programa Pirasoa implantado en Andalucía.

—El programa Pirasoa es de calidad asistencial que se aprobó en Andalucía por las autoridades sanitarias al principio de 2013 y durante ese año se desarrolló el diseño, implementación y difusión por todo el sistema sanitario incluyendo atención primaria y hospitales y empezó a funcionar el 1 de enero de 2014. Este programa tiene dos objetivos. Por una parte, mejorar el uso de los antibióticos que hacemos, que es un objetivo del que la Organización Mundial de la Salud viene alertando. El otro es reducir las infecciones adquiridas en hospitales y relacionadas con las asistencias sanitarias y, habitualmente, las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Fue pionero en nuestro país y ha demostrado una excelente aceptación por los profesionales sanitarios y ha conseguido objetivos de manera parcial y con unos resultados muy positivos. Se ha conseguido una reducción del consumo de antibióticos de manera progresiva. Además, cuanto más tratamiento con antibióticos se pone las bacterias se defienden y aumentan su resistencia a los mismos, pero el programa ha demostrado que esto es reversible y es una magnífica noticia.

—¿Al dirigir el proyecto, ¿esperaba conseguir estos resultados desde el principio?

—El balance es más que positivo y mucho más de lo que imaginé cuando diseñamos el proyecto, pero visto lo bien que funciona ya no me sorprende porque es el éxito de miles de profesionales que han entendido que es lo correcto y que se han sumado. Es un motivo de satisfacción y de estímulo porque funciona, no es cuestión de bajar el uso de antibióticos porque sí, se baja porque hay un sobreuso. Además, se ha incorporado a la medicina privada y a hospitales que han hecho suyo el programa.

—Por tanto, ¿incorporaría el programa a nivel nacional?

—Sin duda. Un programa de este tipo que tiene éxito en un sitio que culturalmente está cercano a otras comunidades autónomas, sin duda. De hecho, se está haciendo y vienen otros compañeros a conocer el programa Pirasoa e implantarlo.

—¿Por qué España es uno de los principales países, si no es el primero, en usar antibióticos de manera indiscriminada?, ¿qué cree que falla en esto?

—Es cierto que con datos de análisis de 2015-2016, España estaba a la cabeza del mundo en el uso de antimicrobianos en personas y animales y no hay ninguna razón epidemiológica que lo justifique porque no existe un clima extremo que favorezca las infecciones, no hay una debilidad inmunológica por parte de los españoles con la cuál la razón es otra. Siempre pregunto entre los profesionales y doy cuatro opciones: los ciudadanos, los farmacéuticos, los médicos o los políticos. La mayoría responde que los médicos y el foro es mayoritariamente de profesionales del sector y estoy de acuerdo. Somos los principales responsables del mal uso y del abuso que se hace de los antibióticos, con la mejor intención, pero de manera injustificada.

—¿Cómo ve la formación en nuestro país en esta materia?

—La formación es insuficiente en materia de enfermedades infecciosas, y es que, desafortunadamente, no existe la especialidad de enfermedades infecciosas como sucede en el resto de los países desarrollados y es incomprensible porque nuestro país tiene prestigio en la sanidad a nivel mundial. Esta ausencia de especialidad es injustificable y las diferentes administraciones que han gobernado el país deben dar una explicación a los ciudadanos porque no está justificado para no hacerla y hay muchas razones para que sí exista. Vamos tarde ya en este aspecto, es imprescindible que exista la especialidad y que la formación exista, porque es insuficiente en el resto de áreas

—¿Cómo ve el futuro del uso de antibióticos en España?

—Lógicamente me gustaría pensar que vamos a seguir mejorando y recuperando la sensibilidad de las bacterias ante los antibióticos. Cuando era residente, una infección común era sensible a los antibióticos y ahora no lo es. De manera que es más difícil tratar ahora a un paciente. Entonces vivimos en una situación muy paradójica que merece una reflexión. En una época en la que más antibióticos tenemos, nunca hubo tantos y tan diferentes, estamos en una situación donde hay pacientes ingresados de países desarrollados que tienen infecciones por bacterias que son resistentes a todos o a la mayoría. La consecuencia es que es más complicado de tratar y aumenta la mortalidad. Tenemos más antibióticos que nunca, pero situaciones en las que no sirven para nada.

—¿Y cómo se conciencia a la sociedad sobre ello?

—Desde la infancia. Los niños tienen que conocer que los antibióticos no son inocuos. Algo tan simple como lavarse bien las manos se debe dar a conocer. Si se mejora la higiene se reducen las infecciones que llevan a usar los antibióticos. También, las vacunas son esenciales para contener infecciones, por eso son necesarias. Son mensajes divulgativos que deben llegar a la población.

—Fue portavoz del brote de listeriosis, ¿cómo afrontó este papel?

—Un brote sucede sin avisar y uno no puede prepararse. El consejero me preguntó si quería ser el portavoz y coordinador de la crisis sanitaria y pensé que era mi responsabilidad al ser una infección y, además, las crisis sanitarias deben liderarla los profesionales y dije que sí. De inmediato apliqué lo que he aprendido durante estos años de trabajo. Con la perspectiva del tiempo podemos decir que los resultados alcanzados, desde el punto de vista de la atención, fueron extraordinariamente favorables. La mortalidad esperada ha sido muy inferior con respecto a otros brotes semejantes en países con sistemas sanitarios modernos.

—¿Por qué hubo tanta diferencia en la tasa de mortalidad entre el brote de EE UU22% y España2,4% sobre listeriosis?

—Las razones son varias. Una, que los andaluces que enfermaron eran más jóvenes y tenían menos enfermedades debilitantes, pero las diferencias son tan grandes que no se justifica solo por eso. Sin duda influyó el manejo del tratamiento que tuvieron los pacientes con unos protocolos innovadores que consiguió contribuir a este resultado.

—¿Cree que algo se pudo hacer mejor en la crisis?

—Sin duda hay un aspecto que es muy importante de mejorar y es incluir la identificación molecular de las bacterias en los casos humanos para no quedarnos en un diagnóstico estándar, sino hacer un análisis para saber la frecuenciación de la bacteria y saber de dónde viene si aparecen dos listerias de origen común.

—¿Cómo es su labor al frente de la dirección de la Unidad de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Virgen del Rocío?

—Es una tarea que hago con mucha responsabilidad porque la tiene y con mucho orgullo por representar a todo el equipo que tiene un gran nivel. Tenemos el valor añadido de que es pionera al desarrollar programas como el propio Pirasoa. También tengo que decir que, desde el punto de vista del trabajo en sanidad, es muy importante la selección de los profesionales y el talento y formación tiene un valor incalculable. Esto se debe mejorar porque el sistema es muy antiguo, no es moderno. No se basa en el esfuerzo y el mérito, sino en el tiempo y se corre el riesgo de puntuar las canas frente al trabajo y no es motivador. Si se debe modernizar el sistema tiene que cambiar el modelo y es algo imprescindible.