Jinete al norte de Alemania

Un hobby que se convirtió en un sueño. Un sueño que se ha hecho realidad. El linarense Alejandro Merli vive en Viöl, Alemania, donde ha conseguido competir al más alto nivel en el deporte de la equitación

04 sep 2016 / 11:36 H.

Siempre quise dedicarme al mundo de los caballos”. Una afirmación que suena al típico sueño de infancia de muchos niños que comienzan a practicar la hípica como hobby y que, con el paso del tiempo, van dejándolo aparcado en pos de las obligaciones que conlleva el hacerse mayor. Sin embargo, hay un linarense, de raíces italo-españolas, que llevó su sueño un paso más allá.

Alejandro Merli Soler nació hace treinta años en la ciudad de las minas con una vocación clara. Veinticuatro años sobre un equino avalan la decisión del linarense, que no ha cejado en su empeño de llegar a la más alta competición. Un largo camino el recorrido, desde que por primera vez se subiera a un corcel a la temprana edad de seis años, en La Garza, hasta que, por fin, se ve involucrado en un proyecto deportivo de gran envergadura en la ciudad alemana de Viöl, donde compite gracias a un sponsor de elevado nivel económico. “Aquí llevo casi medio año y las posibilidades de progresar son muy grandes”, expone Merli, quien también empieza a meter cabeza en otro mercado, el de compra-venta de caballos destinados a la competición. En total, este jinete lleva más de cuatro años dedicado por entero a la hípica, aunque, como bien explica, sufrió un largo parón a causa de la dureza de su primera etapa de formación en el país teutón: “Por suerte, en este periodo entre 2014 y 2016 ya voy encontrando mi sitio aquí”.

Gracias a la enorme tradición alemana de equitación en salto de obstáculos —la especialidad del linarense—, Alejandro pudo plantearse el tomarse en serio una pasión en la que compite oficialmente desde 1995, por lo que recuerda que, después de acabar la carrera, cogió las maletas y se marchó a convertir su sueño en realidad. Aunque no son solo los caballos los que hacen de su estancia en el norte de Alemania una experiencia muy positiva: “También conoces gente, abres la mente a diferentes culturas, aprendes a ver cómo los de aquí ven España y a los españoles”. Sin embargo, se le ocurre una pega a la que espera poner remedio pronto, y es que la competición exige mucha dedicación y “no tengo apenas tiempo de viajar”. Además, Merli reconoce que como se vive en España, en ningún sitio. “El clima es genial y se vive bien, en mi primera etapa en Alemania solo pensaba en formarme y buscar un trabajo en España para volver a casa, pero ahora todo eso ha cambiado. Veo que puedo y quiero quedarme aquí. Hay muchísimas cosas que me hacen querer quedarme”, aunque, como bien dice, eso le suponga extrañar constantemente a su familia y amigos.

Siendo hijo de padres que hablan idiomas de origen latino, a Alejandro le costó mucho trabajo hacerse a una lengua como el alemán, de raíz germánica: “Yo hablo español, italiano e inglés bastante bien. Me gustan los idiomas y pensé que no sería tan complejo. En mi segunda etapa aquí sí que me puse las pilas y, aunque no lo domino a la perfección, soy capaz de tener conversaciones fluidas”.

De su segunda etapa en Alemania no solo se llevará un C1 en el idioma oficial del país, sino que también espera alcanzar la gloria en los campeonatos equinos en saltos. “Aquí, por suerte, puedes vivir solo montando y compitiendo, no es indispensable trabajar también como profesor de chavales que empiezan a participar en certámenes”, explica. Su sueño, por fin, se ha convertido en una dulce realidad: “Siempre tenemos ambiciones y queremos mejorar y avanzar, pero, como base, el reto que me propuse ya está conseguido”. Su entorno de trabajo le resulta idílico y su mejor compañía para el día a día no podría ser otra que el caballo.

Adaptación al medio

Hijo de padre italiano y madre española —concretamente, de Linares—, Alejandro Merli Soler está más que hecho a las costumbres de países “latinos”. Su estancia en Alemania, dividida en dos etapas, le ha hecho darse cuenta de que la vida que llevan los alemanes no dista tanto de la de los del sur. “Aunque el carácter de la gente de aquí es diferente al de los españoles, hacen cosas bastante parecidas: salen a cenar, van de viaje, visitan ferias y celebran las fiestas en familia como nosotros”, algo que, según el jinete, ha sido vital para su adaptación en el país teutón: “Más que a las costumbres, es al tipo de carácter al que te tienes que adaptar, que es un poco menos extrovertido que el nuestros. Hay que tener cuidado con las bromas y chistes, porque lo que para nosotros es algo normal, para ellos puede ser ofensivo”, relata el deportista linarense.

El control fronterizo

Hace pocos meses, Alemania vivió una semana negra en la que su hegemonía en Europa se vio sacudida por el terrorismo islamista. Algo que, a priori, presupone que el Gobierno del país establecerá un control férreo en seguridad estatal. La criminalidad a través de la religión puede llevar, en muchas ocasiones, a hacer más fuerte la xenofobia entre la sociedad. En su caso, Merli reconoce que la inmigración de europeos se encuentra muy aceptada en el país alemán, algo que no se ve con tan buenos ojos cuando el migrante procede de países musulmanes. La crisis de los refugiados también colabora en generar un ambiente nada agradable. Eso sí, el linarense no cree que se hayan blindado las fronteras, sino todo lo contrario: “La política que están llevando a cabo es bastante permisiva y, sin duda, tendrá consecuencias a medio y largo plazo”.

En busca de oportunidades en un país con amplia tradición equina
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Lass oportunidades laborales mantienen en España un tinte inestable, algo que lleva a demasiados jiennenses de menos de treinta años a replantearse su futuro fuera del país. En este caso, Alejandro Merli lo tuvo claro a la hora de buscar un emplazamiento donde dedicarse a su vocación: la hípica. La amplia tradición alemana de la equitación en salto de obstáculos, especialidad del linarense, le llevó hasta Viöl, un pequeño municipio en la zona más septentrional del Estado que lidera la Merkel. Si se le pasara por la cabeza volver, Merli sabe que, tal vez, sus circunstancias no son extrapolables a las de otros jóvenes. “Desde luego, mi rama laboral es poco convencional y no hay que tomarla como referente, pero la gran mayoría de mis amigos de toda la vida han ido al extranjero, algunos para volver, otros para quedarse un poco más de tiempo fuera, pero las oportunidades en el extranjero son mayores”, comenta. Eso sí, el jinete desmonta el mito de que en Europa se cobra mucho más. “No vamos en busca de mejores oportunidades, sino de oportunidades a secas”, sentencia.

Triunfos hípicos en su primera etapa
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Cuando se trata de competir, los buenos resultados siempre suponen un punto a favor de la autoestima de un deportista. En la imagen, el jinete linarense Alejandro Merli Soler durante la vuelta de honor tras ganar el Holsteiner Masters en el CSI *** de Kiel, en el año 2014, durante su primera etapa en Alemania.

Viajes en pareja en los ratos libres
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Los días de descanso parecen no llegar cuando uno se dedica a la industria del caballo. Alejandro no solo compite, sino que se dedica a la compraventa de caballos. Por eso, siempre tiene el tiempo justo para viajar. Aquí, disfrutando de uno de los pocos días soleados con su novia, Alica Priebe, en Hamburgo.

Viöl, pequeño pueblo al norte de Alemania
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Viöl es un pequeño municipio, de no más de tres mil habitantes, situado en el distrito de Nordfriesland, la zona más al norte de Alemania y limítrofe con Dinamarca. El río Arlauruza las densas y verdes llanuras del pequeño pueblo, en el que destaca, en materia arquitectónica, su sencilla iglesia.

El sector deportivo de la equitación
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Hípica es el término que se aplica a todo lo relacionado con los deportes ecuestres, pero en algunos países hace referencia exclusivamente a las carreras de caballos. Dentro de este deporte regio, el salto supone una disciplina sincronizada basada en la capacidad del caballo y del jinete de saltar una serie de obstáculos.