Fandangos

13 nov 2016 / 11:41 H.

Cuando los estudiosos de Flamenco mencionan los diferentes pueblos y culturas que han tenido algo que ver con el flamenco, algunos se remontan hasta la cultura del pueblo Tartesio, algunos siglos anteriores al nacimiento de Jesús. Otros, más cautos, encuentran las raíces en la cultura mozárabe y en el pueblo judío que habitaba en Sefarad. Para otros, el último pueblo que aportó su arte fue el pueblo gitano, y mire usted qué cosa más extraña, ninguno de ellos menciona para nada al pueblo cristiano, ese cristiano viejo que nos maravilló con sus romances. Pero no solamente es este olvido de los cristianos de quienes quiero hacer mención, sino que hoy citaré otras dos culturas de las que no podemos prescindir a la hora de buscar las raíces del Flamenco.

La primera mención está referida a los pueblos de Centro y Sudamérica, pues sin sus aportaciones musicales el Flamenco se habría quedado sin los cantes de ida y vuelta y sería una gran pena no poder contar con esos sones que nos son tan cercanos (Guajiras, Milongas, Colombianas, Vidalitas, Rumbas...).

La otra cultura que tenemos que tener presente al referirnos a las raíces del flamenco es la cultura Mandinga. Copio literalmente:

“Los mandinga, mandinka, malinké, mandé o manden conforman un grupo étnico de África occidental. En la actualidad existen cerca de trece millones de mandingas residiendo en diferentes países del oeste de África, en Gambia, Guinea Guinea Bissau, Senegal...”

Pues eso, que parece ser que los historiadores se “olvidaron” de contarnos que España fue un país esclavista hasta bien entrado el siglo XVI y que aparte de los esclavos procedentes de los botines de guerra, el grueso de la trata de seres humanos que procedían de estos países.

¿Cómo puede ser posible que los esclavos traídos desde África no dejaran en España su huella musical y sí sean numerosísimos los ejemplos de folclore negroide en las diferentes culturas americanas?

Dejemos de lado la historia teniendo presente que los esclavos africanos trajeron con ellos, como no podía ser de otra manera, sus canciones, sus bailes y sus tradiciones. Echando un vistazo al idioma mandinga, nos encontramos que el prefijo fanda y el sufijo ango forman la palabra Fandango y que los Fandangos eran canciones bailables que se extendieron por todo el territorio español y que en Andalucía dieron pie a los Fandangos Flamencos.

El mundo del Fandango Flamenco es el más prolífico y variado de todos los palos flamencos. En un principio, estos cantes iban a compás y eran bailables. Hubo una época en la que los Fandangos fueron el palo más popular, no solamente del flamenco, sino que eran cantados y admirados por toda la población. Los fandangos bailables no faltaban en romerías, bodas y demás fiestas familiares. Estas canciones se fueron aflamencando, perdieron el compás y cada artista los fue interpretando según sus posibilidades.

Hoy en día, al hablar de Fandangos se suelen hacer tres grandes grupos: Fandangos Personales, Fandangos de Huelva y Fandangos Abandolaos.

Hubo una época llamada “Época Dorada del Flamenco” en la que todo interprete que se preciara sacaba un estilo propio de fandangos, pues este era el palo más popular y querido tanto de los aficionados como del público en general, así que la nómina de creadores de estilos de fandangos es interminable, aunque no me resisto a hacer mención de algunos artistas que dejaron su sello personal, tales como Vallejo, Cepero, Manuel Torres, El Gloria, el Sevillano... Sé que más de un lector rememorará a otros artistas; si eso es así, me sentiré muy satisfecho por traer recuerdo agradables. Si estos nombres no nos dicen nada, pues este es buen momento para que los retengamos, pues fueron grandes creadores de estilos inolvidables.

“Que yo a ti no te quisiera / me aconsejó otra mujer, / sin saber que en el querer / no es lo que la gente quiera / es lo que tiene que ser.”

Los fandangos “menos flamencos” (con esta expresión solamente quiero decir “los que aún conservan, en su mayoría, las raíces corales y bailables”) y además más populares son los Fandangos de Huelva.

“Alosno / calle Real del Alosno / con su esquinita de acero / es la calle más bonita / que tienen los alosneros / calle Real del Alosno”

Pregunta un tanto retórica. ¿Alguno de ustedes no conoce esta letras? ¿Nunca han canturreado este fandango?

Pues eso, que bajo esta denominación genérica nos encontramos infinidad de fandangos, pues en la provincia de Huelva el fandango está vivo, forma parte de la sociedad, todo el mundo canta o cantiñea sus fandangos y no hay fiesta en la que no estén presentes, pues cada pueblo, y en algunos casos cada barrio, tiene su propio fandango: Alosno, Santa Eulalia, Calaña, Santa Bárbara, Cabeza Rubia...

Y para finalizar los Fandangos, nos queda hacer una brevísima referencia a los Fandangos Abandolaos. Miren por donde, estos Fandangos se dieron en aquello lugares en los que estaban asentado importantes núcleos de musulmanes y judíos, como las Alpujarras, Serranía de Ronda, Sacromonte, Lucena... Y antes de finalizar, solamente me queda hacer mención a los Fandangos de Pérez de Guzmán, que durante mucho tiempo se tuvieron como Fandangos de Huelva a pesar de que son abandolaos, (¿dónde estaban los flamencólogos de la época que tuvieron esta confusión durante tantos años?) y los Fandangos también abandolaos de Frasquito Yerbabuena.