¿Es bella, es bonita la provincia de Jaén?

17 may 2020 / 13:07 H.

Son abundantes los aforismos, citas, sentencias, versos, epigramas que desde el origen de los tiempos describen con ingenio y sabiduría qué es la belleza. Hay incluso descripciones de la “belleza” tan evocadoras que hacen más bella la propia definición etimológica de la palabra.

Aunque creo que estaríamos todos de acuerdo si convenimos que la belleza es una reacción emocional —mayormente colectiva, repetida y duradera—, a la percepción sensorial sobre “algo” o “alguien” que nos conmueve estética y espiritualmente.

Y ahora les invito hagan la prueba y recuerden si les conmueve (o no) una y otra vez la visión de la fachada de la Catedral de Jaén o del Desfiladero de Despeñaperros o la Cascada de la Cimbarra o del cerro Aznatín o del Castillo de Burgalimar o del Pinar de Cánavas o la calles de Frailes o Siles o los pantanos de Giribaile, Encinarejo o de Anchuricas o la pintoresca ubicación de Iznatoraf, Cambil u Hornos, o el encuentro con aldeas-pedanías cautivadoras como Miller-La Toba, La Rábita, o el sendero natural hacia el Quiebrajano-Otíñar o pasear junto al Zumeta o el Jándula, o atisbar el olivar de montaña de Mágina...

Se podrían contar por centenares las vividas impresiones que hacen, y harían vibrar, en nuestra provincia, a propios y extraños.

Aunque si acudimos a las guías profesionales de viajeros o a los rankings turísticos que existen sobre los pueblos o paisajes más bellos o bonitos de toda España, puede dar la impresión de que son escasas las entradas de nuestra provincia, y que solo la presencia indefectible en las listas más amplia de los pueblos de Cazorla y de Segura de la Sierra suelen salvar el honor o la cuota provincial.

Nos queda, por lo tanto, un camino público y privado que recorrer para avanzar en el reconocimiento del sector profesional turístico rural-natural; en cualquier caso, sin dejar de trabajar, no nos preocupemos en exceso pues sigue siendo un acicate, un atractivo para muchos el ser una “belleza por descubrir”. El nuevo periodo post crisis sanitaria que estamos viviendo puede dirigir muchas miradas a destinos pintorescos y novedosos como el nuestro. Estemos preparados para ello.

Sea cual sea la vía, la puramente estética del visitante o habitante o la técnica del experto en turismo de interior de masas, se encuentran argumentos y atributos sobrados en nuestro solar provincial para que el pellizco y el asombro nos sorprenda a cada paso, en cada rincón, en cada parada, en cada momento y circunstancia, y lo haga en igual o superiores ocasiones que lo harían en otras provincias andaluzas.

No en vano, y en lo que a paisajes pintorescos de interés y atractivo especial se refiere, la provincia de Jaén es la primera de Andalucía y la segunda del país en superficie de territorio natural especialmente protegido bajo el amparo de la figura europea Red Natura 2000, una auténtica y valiosísima singularidad con pujante marchamo de “marca verde europea”.

Lo cual nos habla de algo sumamente importante y es que, tras la belleza, tras la potente proyección estética y sensorial que como un mosaico multicolor emite nuestra provincia de Jaén, subyacen, prosaicos, potentes y sólidos criterios científicos-técnicos que sostienen con datos, índices, parámetros y estadísticas el elevadísimo valor objetivo de los componentes ecológicos naturales que tienen nuestros municipios, además de sus parajes y sus paisajes.

Belleza y valor ecológico se dan la mano, se hermanan en la provincia de Jaén como en pocos territorios europeos.

Por supuesto que la belleza natural de Jaén se completa con más y mejores atributos como arte, yacimientos, historia, castillos, gastronomía, monumentalidad, costumbres, tradiciones, fiestas y, ante todo y sobre todo, el trato sabio, con reciedumbre y cálido de nuestro paisanaje.

Pongamos por tanto a disposición del futuro, éste que se nos ha adelantado urgiéndonos a dar respuestas inmediatas en la “nueva normalidad”, la belleza exterior e interior de los ecosistemas, pueblos, aldeas y gentes de Jaén.