“En mi pueblo lo tengo todo a mi alcance”

Francisco Garrido, excepto ahora, vive prácticamente de la música, su pasión

07 jun 2020 / 11:55 H.

La carretera que pasa junto al Arroyo del Humilladero me lleva cuesta arriba y en zigzag a dar con uno de los cerros de La Loma de Úbeda, donde está el pueblo de Iznatoraf, o Torafe, para los más conocidos. A 1.086 metros de altitud mira por el Oeste a La Loma, y por el Este al Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. Aquí me encuentro con Francisco Garrido Manjón, de 36 años, que vive casi exclusivamente de la música en un pueblo de 1.000 habitantes. “Yo nací aquí en Iznatoraf y desde muy pequeño empecé a tocar el piano y la guitarra. Me viene un poco por mi padre, que es guitarrista, así que es de familia. A los veinte años o así empecé tocando en orquestas como pianista, como cantante y como guitarrista. Y ahí fue cuando comencé a hacer labores de técnico de sonido, casi de forma improvisada, y me di cuenta de que era mi vocación, sin quererlo, al final, vi que era lo que más me gustaba. Así que me centré en el directo y en estudio. Ya llevo cuatro años con la Orquesta Utopía y tres con la empresa de sonido. Y ahora queremos montar mi socio y yo un estudio de grabación en Villanueva del Arzobispo y una academia para dar clases de música moderna: guitarra eléctrica, bajo, batería y canto. Con la situación que tenemos ahora, solo estoy trabajando en la finca de olivos familiar porque en el sector de la música está todo parado, hasta que se pueda reanudar la actividad. Lo que más me gusta de vivir en mi pueblo es que, aunque es pequeño, está cerca de todo y tengo todo a mano y, además no tenemos problemas de aparcamiento ni de contaminación. Aquí hay muchas ventajas, como por ejemplo los precios o los impuestos, que son más bajos que en cualquier ciudad. Además, tengo un hijo y en el pueblo tiene mucha libertad y yo estoy más tranquilo. Estamos esperando que nos terminen la autovía, que estemos mejor comunicados con el resto de la provincia y de la comunidad. Me siento muy contento por todos los proyectos que estoy llevando a cabo, por toda la gente que está a mi alrededor, mi hijo, mi familia, mis amigos y todos los que me apoyan. También a nivel personal y profesional con mi socio tenemos muy buena relación. Ya compartimos hasta la guitarra.”

Y con la guitarra en la mano dejo a Fran en su casa de Torafe, despidiendo al día en un atardecer que nos compensa la pérdida con una noche de luna de fresa que se alineará con nosotros y con el sol y nos recordará la pequeñez de todo.