Sabiote y su belleza singular

05 ene 2020 / 12:01 H.

Decía Pascual Madoz en 1845, en su Diccionario Enciclopédico, que Sabiote “tenía 536 casas antiguas encerradas en una fuerte muralla, excepto dos calles que llaman arrabales, con un Castillo muy bien conservado, propiedad del Marqués de Camarasa; hay casa de Ayuntamiento, cárcel, escuela pública de niños a la que asisten 150, otra de niñas a la que asisten 40 y otra particular con 26 niñas...”. Y más adelante, al referirse a los caminos, esta es la situación que describía: “...dirigen a los pueblos limítrofes, en estado deplorable y casi intransitables en invierno, todos de herradura...”

Durante siglos, las malas comunicaciones han supuesto un lastre para este bello pueblo. Obsérvese que a mediados del siglo XIX, según Madoz, no solo no existía carretera alguna, sino que ni siquiera había caminos carreteros. Hoy, la apertura parcial de un nuevo tramo de la Autovía A-32, la ruta que está llamada a ser de nuevo la principal comunicación de la Andalucía interior con la Comunidad Valenciana y Cataluña, ha puesto a la vista de los viajeros está auténtica joya arquitectónica que, hasta ahora, parecía escondida.

“Es Villa antigua, fortaleza en otro tiempo. Se cree corresponder a ella la c. Salaria mencionada por Ptolomeo, en los oretanos y por Plinio entre las colonias romanas del conv. Jurídico de Cartagena...”, escribe, Madoz. En aquella época, probablemente, no estuvo aislada esta población y cumpliría un papel relevante en las comunicaciones entre Cástulo y Cartagena. Pero lo que sí podemos aseverar con absoluta certeza es que la Villa gozó de gran esplendor durante el Renacimiento cuando, junto con Jimena, Torres y Canena, pasó a poder de Don Francisco de los Cobos, Secretario Universal del Emperador Carlos V, convirtiéndose en su Señorío y con título nobiliario, Marqués de Camarasa, que ostentaría su hijo, Diego de los Cobos, como regalo de bodas del Emperador. Su residencia fue el espléndido palacio construido por el arquitecto Andrés de Vandelvira, que fue edificado sobre los restos de la antigua fortaleza medieval y que sufrió expolio y grandes daños tras ser volado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Pero sigue en pie. Y no es lo único que podemos visitar en Sabiote, por cierto, Conjunto Histórico-Artístico desde 1.972. Está la magnífica Iglesia Parroquial de San Pedro, construida bajo la dirección de un discípulo de Vandelvira; el convento de las Carmelitas Descalzas, con iglesia también Renacentista; La Puerta del Chiringote; el Barrio del Albaicín; casas solariegas, como la de los Mendoza, los Messía, Los Melgarejo...

Pero Sabiote, como tantos pueblos, necesita de un impulso que ha de proceder de sus propios habitantes, pero también de forma rápida y contundente de unas políticas, de un consenso de Estado, que establezcan como prioridad la potenciación y el desarrollo del mundo rural. Se trata de un patrimonio único que estamos perdiendo sin que nadie se lo tome en serio. Propongo que este nuevo año sea el momento de los pueblos.