¡Existen las personas!

22 mar 2020 / 12:11 H.

En esta primera semana de confinamiento, todos nos hemos dado cuenta de la importancia del contacto humano, más allá de una simple pantalla.

Este domingo, España cumplirá el noveno día en estado de alarma, lo cual viene a decir que hemos completado una primera semana de confinamiento. Un periodo en el que este humilde servidor, al igual que el resto de la ciudadanía, hemos descubierto muchas cosas que el poder embaucador de la tecnología y, en concreto, el del teléfono móvil nos había ocultado. Uno de esos descubrimientos ha sido la necesidad de cercanía, de contacto directo, entre todas las personas.

Tras descansar lunes y martes, el miércoles comenzó mi semana. Por trabajo, me he desplazado a varios municipios de la provincia y, desde mi primera visita a Puerto Carretero, ya comencé a visualizar la sensación de vacío en las calles y carreteras jiennenses. Camiones, camiones, una autocaravana, y más camiones. En las últimas horas ha circulado por las redes sociales un meme sobre un radar que se aburría. Uno de esos puede ser perfectamente el de la A-44 en sentido Jaén.

Llevaba mucho tiempo sin hacerlo, pero debido al confinamiento, me ha tocado cambiar el chip y teletrabajar. De momento, bien, por suerte tengo vecinos tranquilos... y las paredes de mi piso son consistentes, todo hay que decirlo. Me temía una saturación máxima de WhatsApp, pero a día de hoy todo está transcurriendo de manera tranquila. Por momentos se me olvida que estoy en mi dormitorio y creo que estoy en la redacción, con mis compañeros y jefes que hacen un trabajo incansable para que la provincia de Jaén esté informada con el máximo rigor. Pero esos aplausos públicos de las 20:00 horas me hacen volver a una realidad complicada, aunque con este gesto siento que todos vamos a una y el hashtag “#Quédateencasa” ya ha calado hondo. Estos aplausos, así como el teletrabajo, la mascarilla, el gel hidroalcohólico y los guantes de nitrilo ya son parte de mi día a día.

Esta semana también me ha servido para contactar de primera mano con la España Vaciada, con esos pequeños municipios jiennenses que ahora más que nunca hacen piña para salir adelante. Como en Benatae o en Chilluévar, con esas líneas de producción artesanas de mascarillas, llenas de solidaridad, para unos profesionales sanitarios que son, como dijo el Rey, Felipe VI, nuestra primera línea de defensa. O también en la pedanía de El Centenillo, donde sus pocos habitantes han tenido el alivio de poder comprar alimentos gracias al esfuerzo de Rosa y Sebastián, que venden productos básicos a unos vecinos que evitan así tener que viajar hasta La Carolina, a 17,5 kilómetros. Una entidad local autónoma que ahora está comunicada por un grupo de whatsapp y que se siente más viva que nunca. También descubrí en la empresa Valeo, Martos, el lado más cruel de esta crisis, el que afecta al bolsillo de los ciudadanos al ver cómo decenas de personas ya están en paro.

Otra experiencia poco habitual, como consecuencia de este estado de alarma, es ver la presencia del Ejército en las calles jiennenses. Pero no llegué a imaginar el impulso moral que me daría encontrarme a mi amigo Rafael, de uniforme militar, patrullando para que todos estuvieran en sus casas. Nos saludamos, eso sí, yo le pude hablar desde mi ventana.

Hoy, domingo, es la antesala de la segunda semana de confinamiento y todos, esa es mi percepción, vamos asumiendo la idea de que esta medida se prolongará más de 15 días, ojalá. Pero todos los jiennenses lo están haciendo muy bien. Sin embargo, todavía veo algunos que no saben lo que es un estado de alarma o que le hacen diez kilómetros (exageración o no) a su perro. Hay que aguantar, seguir luchando desde los balcones contra el virus. Ya llegarán los momentos de abrazarnos, brindar con cervezas o pasear juntos. Unas costumbres que a buen seguro se recuperarán con emotividad gracias a ese calor humano que echamos en falta. Hasta entonces, #quédateencasa.