Auténticos privilegiados

Formo parte de una de las últimas generaciones en Peal de Becerro que necesitó del transporte público para finalizar sus estudios en Cazorla en el Instituto de Bachiller “Alto Guadalquivir”. Allí fue donde comencé a darme cuenta de lo mucho que tenemos en común en esta comarca. Las redes sociales nos las tejíamos nosotros acercándonos a un grupo de amigos o a otro en los descansos entre clases... Aunque, ahora, con el paso del tiempo hayamos terminado buscándonos por WhatsApp y reencontrándonos veintidós años después, a finales del año pasado, para celebrar juntos la llegada a una cuarentena, muy distinta a la que nos encontramos todos en estas semanas.

Tengo el privilegio de pertenecer a la comarca Sierra de Cazorla que, para mí, tiene un encanto turístico especial. Aquí puedes encontrar monumentos históricos, museos, naturaleza, deporte de aventura y citas culturales casi todos los fines de semana. Desde la capital jiennense el acceso más común es por Úbeda y en dirección a Cazorla, sabrás que estás en nuestra comarca una vez que cruces el Puente de la Cerrada. El siguiente es mi pueblo, Peal de Becerro, centro neurálgico de la comarca. Desde aquí puedes dirigirte al sudeste de la provincia, pasando por Quesada, Huesa, Hinojares y Pozo Alcón, comunicarte con las Villas a través de Santo Tomé o Chilluévar o adentrarte en el Parque Natural accediendo por Cazorla y La Iruela.

Los ocho pueblos tienen bastantes costumbres culinarias en común, en la gastronomía serrana destacan las elaboradas con aceite, sal y harina: las gachas picantes, los tallarines o andrajos, la gachamiga, el ajoharina, son comidas que en otro tiempo sirvieron a nuestros abuelos para tomar fuerzas durante el almuerzo en las labores del campo. En mi casa por ejemplo se sigue haciendo el “gazpacho segador” con los ingredientes que eran más accesibles en los cortijos: aceite, agua, sal, vinagre y pepino. Muy sencillo, pero muy refrescante. El aceite que se utiliza en esta región se conoce como variedad Royal, prácticamente exclusiva de la denominación de origen, es un aderezo ideal para las ensaladas. Pero si hay un entrante característico de nuestra zona es el “rin-ran” un puré de patatas con pimientos secos que se acompaña con aceite, sal, cebolla, bacalao, aceitunas machacadas y huevos cocidos. El lector se preguntará que de donde viene el nombre, solo tiene que ponerse a mezclar la receta sin batidora. El aceite y la harina tienen protagonismo también en la repostería donde destacan las floretas, roscos de baño, las tortas de manteca, los pestiños y los buñuelos de viento.

En cuanto a tradiciones, todos celebraban su feria de ganado a finales de verano haciéndola coincidir con el paso de la Mesta (ya solo la aldea de Burunchel conserva esta costumbre). La desaparición del uso de la fuerza animal en el sector primario las ha transformado en ferias de maquinaria agrícola como ocurre aquí en Peal o, con suerte, concurso hortofrutícola como mantiene La Iruela, donde se siguen premiando el tamaño y la calidad del producto cultivado en las Fiestas en Honor a Santo Domingo de Silos.

Cada municipio presta devoción a una imagen, Cristo del Consuelo (Cazorla); nuestra Señora de la Paz (Chilluevar); Virgen de la Encarnación (Peal); los Remedios (Santo Tomé); San Silvestre (Huesa); Santa Ana (Pozo Alcón), pero todos veneramos a la patrona de Quesada, la Virgen de Tíscar, que lo es también del Adelantado. Su santuario se encuentra junto a la Cueva del Agua, donde cuenta la leyenda que se apareció la Santa. Hasta allí acuden cumpliendo promesa los fieles. El acceso es sorprendente desde el momento en que no te queda más remedio que agacharse para llegar, pero enseguida se comprueba que merece la pena el esfuerzo. La naturaleza se abre paso con el sonido de los saltos de agua, mientras que, en una inmensa oquedad con estalactitas, se encuentra la imagen de la virgen. Este es solo un ejemplo de las maravillas que se pueden encontrar en nuestro territorio.