El hojaldre de Guarromán, vida de varias generaciones

La tradición repostera en este municipio y la calidad del producto son ya un icono

24 may 2020 / 10:01 H.

Rubios, blancos o alemanes. Los hojaldres de Guarromán son una auténtica delicia gastronómica reconocida en toda la provincia (y fuera de ella) y que suponen, para aquellos que pasan por el territorio jiennense, una parada obligatoria si de verdad quieren decir que han probado el sabor de la repostería de Jaén. Y no solo esto. Estos pasteles son mucho más que un producto señero de Guarromán, la elaboración de estos ha permitido que muchas familias siguan viviendo en este pueblo haciendo que la elaboración de pasteles se convierta en su medio de vida.

La artesanía a la hora de elaborar estos dulces cobra especial importancia para los pasteleros guarromanenses, quienes continúan, en su mayoría, la labor heredada de sus padres o abuelos pues muchos de los empresarios que se dedican a este mercado corresponden ya a la segunda o tercera generación. Tal y como detallan en una receta que recoge Degusta Jaén, en este municipio hay tres variedades de hojaldres: las bayonesas, los alemanes y los alemanes con chocolate; aunque en la población hacen otras diferenciaciones. Así, remarcan que hay dos variedades más comunes, los pasteles rubios (que reciben su nombre por el aspecto dorado del hojaldre relleno con cabello de ángel) y los pasteles blancos (denominación que se les da por la fina capa de azúcar en polvo que se espolvorea por encima del hojaldre, el bizcocho y la crema con la que están hechos). Estos últimos son también conocidos como “alemanes”, un nombre que esconde en sí mismo una referencia al origen de las Nuevas Poblaciones. En la actualidad, son cuatro empresas las que se dedican fundamentalmente a elaborar este pastel tan típico en Guarromán, todas ellas con gran tradición repostera y con un claro objetivo de crecer en su pueblo, fomentando la economía y el empleo local, ya que esta actividad influye positivamente en otros negocios.

Así, el gran sabor de estos dulces de hojaldre y la ubicación estratégica que tiene el municipio hacen que, ya sea el viaje hacia el norte o el sur de Despeñaperros, el visitante no pueda evitar realizar una parada en esta población para dar un bocado a estos famosos pasteles y, por supuesto, llevarse algunos para el camino (lo que nunca está demás). Eso sí, como buena población jiennense, esta también goza de las bondades de una gastronomía repleta de recetas únicas.

“No escatimamos en comprar productos de calidad”
Eva Moreno Gerente de Hojaldres Moreno |

Y ya van por la tercera generación. La empresa Hojaldres Moreno es una de las más antiguas de Guarromán y fue fundada por el abuelo de una de los actuales gerentes, Eva Moreno. Según cuenta, la empresa pasó de su abuelo a su padre y su tío y, hoy día, la llevan Eva y sus primos. Esto refleja un claro ejemplo de como algo tan aparentemente secillo como un pastel puede hacer que generaciones de una misma familia crezcan y hagan crecer a un pueblo. Es cierto que, tal y como detalla, en estos momentos en los que una pandemia afecta a todo el planeta, la situación es complicada en todos los términos. Sin embargo, en esta empresa familiar no tienen pensado tirar la toalla. De hecho, ya están terminando las preparaciones para volver a abrir el próximo mes de junio.

Las novedades en el nuevo sistema de funcionamiento están claras: grandes medidas de seguridad e higiene, desinfección y limpieza de toda la empresa y compras de mamparas protectoras, geles y demás productos necesarios para garantizar un entorno totalmente seguro para sus clientes y ellos mismos. Y, desde luego, no son pocos ya los que echan de menos el sabor de los hojaldres que preparan en esta pastelería guarromanense. ¿Y cuál es el “truco” para que todos queden prendados del sabor de sus dulces? Quizás pueda sonar a tópico, pero está claro que en cuestiones como estas es un factor fundamental: la calidad. “Nosotros los hacemos de manera artesanal, a rodillo y utilizando productos de primera calidad. No escatimamos en eso. Compramos los mejores ingredientes porque para hacer estos pasteles no vale cualquier harina, ni cualquier manteca de cerdo o azúcar”, explica Moreno con firmeza, insistiendo en que tratan de tener “productos de calidad para que cuando esté terminado quede bien”.

Aunque no es lo único que les preocupa en esta empresa. Afirma que no solo la gerencia de esta es su familia, sino que el resto de trabajadores que componen la plantilla se sienten como tal. Cuentan con dos pasteleros de 23 años, con quienes dice que quieren seguir de forma continua.