y querido del flamenco

21 may 2016 / 20:14 H.

Me he sentado frente al ordenador y la verdad es que me ha costado bastante trabajo decidir la forma de comenzar este artículo extraordinario y presentarlo, fuera del orden en que vamos, en estas fechas tan señaladas. Podría haber comenzado diciendo: “Voy a escribir unas líneas sobre el torrecampeño más ilustre,” o bien subiendo un poco más el listón y haber escrito: “Le dedicaremos este pequeño homenaje a uno de los más ilustres jiennenses de todos los tiempos” o bien diciendo: “El mundo del flamenco se vistió de luto aquel 12 de abril de 2004, fatídica fecha en la que el flamenco perdió uno de sus puntales.” Cualquiera de estas formas, y muchas más, podrían encabezar este artículo. Celebramos una fecha que nos llena de alegría a los aficionados al cante, a los torrecampeños en general, y a todos los jiennenses de bien, pues este artículo no es una nota necrológica, sino en un canto de vida pues en Torredelcampo, un 24 de mayo del año 1916 vino al mundo ese gran artista al que todos cono conocemos con el nombre de Juanito Valderrama. Este hecho no es luctuoso, sino todo lo contrario, pues con el paso de unos años, muy pocos, ese niño, ese torrecampeño menudito se convirtió en el artista más querido y universal del flamenco.

Algunos, digamos que aficionados, cuando se les menciona a este maestro del cante, suelen menospreciarlo diciendo que se “echó a la copla y abandonó el flamenco”. Pena me da tanta desinformación, o bien, tanta “información mal intencionada”.

Juanito Valderrama, o como a mí me gusta llamarlo: don Juan Valderrama ha sido, es y será reconocido como uno de los grandes maestros del flamenco. Los Aficionados, escrito esta vez con letra mayúscula, seguiremos deleitándonos con sus “cantes hechos por derecho” con sus soleares, con sus alegrías, no olvidaremos sus fandangos, tarantas... ¿A caso nadie recuerda su “Historia del Cante Flamenco” en cuatro volúmenes y en los que se encuentran palos tan diversos como las seguiriyas, polos, cañas, granaínas, tonás campesinas...

Cuando se quiere rendir homenaje a algún personaje no podemos dejar en el olvido otras facetas de su arte, pues ¿qué sería del recuerdo de Valderrama si nos olvidáramos de sus coplas? ¿Acaso la copla no merece respeto? ¿Los grandes artistas flamencos de la actualidad reniegan de la copla? Fue Valderrama un cantaor con unas facultados excepcionales, sus cuerdas vocales tenían esa elasticidad tan especial que le permitían esos floreos vocálicos, tan al gusto del gran público y de los más empedernidos aficionados al flamenco.

Valderrama cantó por derecho, cantó copla, cantó cuplé, cantó bromas graciosas haciendo dueto con Dolores Abril. ¿No recuerdan sus Peleas en Broma?

Quiero tener un recuerdo muy especial a Dolores Jiménez Alcántara, conocida artísticamente como la “Niña de la Puebla” pues gracias a ella, Juanito Valderrama tuvo su oportunidad de hacer se artista. Valderrama nació queriendo ser artista, pero sus padres tenían miedo a que se dedicara a “eso del artisteo” así que no le permitían irse de la casa, pero un buen día se cruzó en su camino la “Niña de la Puebla” y consiguió que sus padres, Juan Valderrama y Jacinta Blanca, permitieran a su hijo enrolarse en la compañía de esta prestigiosa cantaora, así que en este homenaje queremos dar las gracias al empeño que puso la “Niña de la Puebla” pues ¿quién sabe que hubiera sido con nuestro personaje sin su mediación?

Fue Valderrama un artista polifacético pues también hizo cine: “El rey de la carretera” (1956), “El emigrante” (1959), “Gitana” (1965); “De barro y oro” (1966); “La niña del patio” (1966); “Flash 03” (1967) y “El Padre Coplillas” (1968), que por cierto fueron películas que cosecharon un grandísimo éxito comercial.

Imagino que algunos “aficionados al flamenco” alguna vez han ”ninguneado” las coplas aflamencadas de Valderrama, para de esta manera dárselas de mejores entendido del flamenco, pero sinceramente les pregunto: ¿De verdad que nuca tarareó usted el emigrantes?

“Tengo que hacer un rosario/ con tus dientes de marfil/ para que pueda besarlo/ cuando esté lejos de ti// Sobre sus cuentas divinas/ hechas de margo y jazmín/ rezare p’a que me ampare/ aquella que está en san ahí.// Adiós mi España querida/ dentro de mi alma/ te llevo metida/ aunque soy un emigrante/ jamás en la vida yo podré olvidarte// Cuando salí de mi tierra/ volví la cara llorando/ porque lo que más quería/ atrás lo iba dejando.// Llevaba por compañera/ a mi Virgen de San Gil/ un recuerdo y una pena/ y un rosario de marfil.// Adiós mi España querida/ dentro de mi alma/ te llevo metida/ aunque soy un emigrante/ jamás en la vida, yo podré olvidarte// Yo soy un emigrante/ y traigo a esta tierra extraña/ en mi pecho un estandarte/ con la alegría de España/ con mi patria y con mi novia/ y mi Virgen de Sam Gil/ y mi rosario de cuentas, yo me quisiera morir.”

Y para traer a la memoria algunas de las muchas cosas que nos dejó, solamente me queda enumerar algunas de esas canciones que han formado y forman la “música de nuestra vida”

“El Cristo de los faroles,” “La Primera Comunión,” “Ramito de Mejorana,” “El Café de Chinitas,” “Pena Mora,” “Diego Piñero,” “La Novia de Reverte,”...

¡Gracias por tu arte, don Juan Valderrama!