Cuando amar es delito

Hay 75 países del mundo que criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. En trece, en concreto, la homosexualidad se castiga con la pena de muerte. Especialmente preocupante es la situación de las personas trans

03 jul 2016 / 11:35 H.

El amor no es delito. Parece, en principio, que todos estamos de acuerdo. Pero esa certeza desaparece cuando el amor se implanta entre dos personas del mismo sexo. La realidad del amor homosexual, que el 28 de junio celebra su día, es muy distinta. A veces, incluso es mucho más cruel.

En el mundo, 75 estados criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. En 13 países la homosexualidad está castigada con la pena de muerte (Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Irán, Sudán del Sur, Somalia, entre otros), en 41 pueden ser condenados con cadena perpetua (Argelia, Libia, Nigeria, Marruecos, Túnez, Corea del Norte, Indonesia y otros). Finalmente, algunos gobiernos sólo imponen multas, trabajos forzados o deportación.

Otros estados no criminalizan penalmente la homosexualidad pero a través de leyes administrativas sancionan la promoción o expresión pública de esta realidad. Son las llamadas “leyes de propaganda”, que afectan también a países europeos como Rusia, Lituania, Bulgaria o Letonia.

Algunos países que no penalizan la homosexualidad establecen la edad legal para que los menores puedan dar su consentimiento al sexo de forma discriminatoria, haciendo que la edad para consentir legalmente el sexo homosexual sea más alta que la del heterosexual. Entre otros, adoptan este sistema Bahamas, Bermudas, Chile (solo en hombres), Indonesia, Paraguay, así como algunos estados de Estados Unidos. En este país algunos de sus estados condenan incluso los actos homosexuales realizados en privado.

Pero no todo es negativo. Se va avanzando en el reconocimiento de derechos. Así, 70 estados tienen leyes contra la discriminación en el trabajo, trece estados contienen una prohibición expresa en su Constitución a la discriminación por orientación sexual, 40 Estados contemplan el agravante de orientación sexual de las víctimas y 36 recogen expresamente la prohibición a la incitación al odio en sus leyes penales, entre ellos España.

El matrimonio entre personas del mismo sexo lo han aprobado 22 estados (Argentina, Sudáfrica, Canadá, Islandia, Noruega, Suecia, Bélgica, Países Bajos, Portugal y España) y otros 22 ofrecen la posibilidad de contraer uniones civiles a estas parejas.

La adopción por parejas del mismo sexo es legal en diecinueve países, uno más de los que permite el matrimonio. Luxemburgo, Malta, Austria, Irlanda y Eslovenia son los últimos que han legislado en este sentido.

Especialmente grave es la situación de las personas trans, tanto por la dificultades que tienen para que se reconozca legalmente su género sentido como para que no sean objeto de las formas más graves de violencia. Según el Observatorio Trans de Personas Asesinadas, los casos suman 2.115 asesinatos en el mundo entre 1 de enero de 2008 y 30 de abril de 2016, 1.654 de ellos sólo en América del Sur y Central.

La campaña de Amnistía Internacional “Mi cuerpo, mis derechos”, defiende y promulga que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos universales, y cada persona, sea cual sea su género, edad, orientación sexual, identidad de género, etcétera, tiene derecho, entre otros, a llevar o no una vida sexualmente activa, mantener relaciones sexuales de mutuo acuerdo, sean heterosexuales o no, tener una vida sexual satisfactoria, segura y placentera, escoger a su pareja, decidir si desea contraer matrimonio y cuando, y escoger que tipo de familia desea crear. Porque amar nunca puede ser delito.