Croquetas de jamón y pollo

La croqueta es una porción de masa hecha con ingredientes picados cuya base es una bechamel. Con forma ovalada o redonda, se reboza con huevo y pan rallado y se fríe en abundante aceite.
Es un alimento originario de Francia, aunque es más popular en Sicilia, Países Bajos y España, donde se come como acompañamiento, plato principal, entrante o tapa.
El cocinero francés Antonin Carême, conocido como el “rey de los chefs y el chef de los reyes” fue quien las introdujo en las cocinas nobles a mediados del siglo XVIII y principios del XIX. “Croqueta” proviene de la palabra francesa “croquer”, que significa “crujir”, y de su diminutivo “croquette”.
Es un plato que nace en una época de donde imperaba la necesidad y la harina era abundante. Se usaba para aprovechar la carne sobrante de los cocidos y estofados.
Los expertos opinan que la croqueta perfecta debe ser aquella que se come en dos bocados, con bechamel suave y por fuera, doradas y crujientes.
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INGREDIENTES.
1 pechuga de pollo
1 cebolla grande
4 lonchas de jamón serrano
5 cucharadas soperas colmadas de harina
caldo de pollo casero
nuez moscada
sal
aceite de oliva virgen extra (AOVE)
2 huevos batidos
pan rallado
PREPARACIÓN.
Mucha gente aprovecha las carnes del cocido o sopas para hacer esta receta. En casa, mi madre siempre la ha preparado con una pechuga cruda. Algo que os recomiendo porque las croquetas ganan en sabor.
Picar la cebolla, la pechuga y el jamón. Freír la cebolla hasta que quede bien pochada, añadir la pechuga y freír removiendo de vez en cuando. Incorporar el jamón y dorar un par de minutos más. Sazonar y rociar con un poco de nuez moscada.
Echar la harina y tostar sin dejar de remover, con cuidado de que no se queme. Pero si la tuestas poco, quedará un sabor a harina cruda. Este es el punto de una buena croqueta.
Añadir el caldo y remover continuamente, para que no salgan grumos. Debes buscar el punto exacto de fluidez. Pero no te preocupes, eso te lo dará la práctica. Así que, ¡no desistas!
Enfriar. Hacer porciones con una cuchara. Pasar por huevo batido y pan rallado después. Freír en abundante aceite de oliva. Colocar sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite. Servir calientes.
Consejo: puedes hacer cantidad, ya que aguantan bien el congelado.