Conquistando la sierra

Una travesía maravillosa de 68 kilómetros en la que se enfrentaron a las inclemencias meteorológicas con el objetivo en mente de alcanzar el pueblo de Cazorla, que está cobijado bajo la guarda de la Cordillera de los Agrios

    02 feb 2020 / 11:35 H.

    Hacer una travesía es uno de los sueños casi inalcanzables para muchos senderistas. Coger el equipo; mochila, botas, abrigo, agua... para embarcarnos en una aventura de varios días cruzando nuestras sierras. Durante el pasado Puente de los Santos, en el mes de noviembre, tuve el privilegio de liderar lo que sin duda fue una experiencia única, para los 8 valientes que nos propusimos recorrer más de 60 kilómetros durante tres días y enfrentarnos a las inclemencias meteorológicas. Sin duda un grupo variopinto, con un objetivo en mente, alcanzar el precioso pueblo de Cazorla cobijado bajo la guarda de la Cordillera de los Agrios. Comenzábamos nuestros primeros pasos algo dubitativos desde el Aula de la Naturaleza de “El Hornico” muy próxima al embalse de “La Bolera” en Pozo Alcón. Durante la primera jornada de viaje pudimos sumergirnos de lleno en algunos de los paisajes más espectaculares de nuestra tierra, un largo camino, con un entorno en constante cambio. Tras despedirnos del Aula de Naturaleza comenzamos a ver las primeras indicaciones del GR-247 y múltiples desvíos como los saltos de agua del Guazalmanco. Conquistar parajes deshumanizados y seguir el precioso arroyo del Guadalentín junto a la Senda de los Pescadores con los colores del otoño iluminando nuestra ruta con cada paso que damos, dorados chopos y brillantes arces pueblan estos escenarios junto con el inconfundible perfil del Pico Cabañas y la silueta de su caseta de fogueros nos acompañan gran parte del camino.

    Con más 20 kilómetros recorridos a nuestras espaldas, nos espera la recompensa de encontrar el primero de nuestros refugios. La antigua casa forestal de Fuente Acero, un lugar estratégico que casi nos introduce en los famosos Campos de Hernán Perea. Ubicado en un pequeño llano sin vegetación, es imposible no refrescarse en la fuente que hay en las inmediaciones. Tras una noche de descanso reparador nos poníamos nuevamente en camino para alcanzar nuestro siguiente objetivo, el refugio situado junto al Parador de Cazorla. El segundo día amanecía algo lluvioso e inestable, pero nuestras ganas seguían inquebrantables. En nuestra segunda jornada pudimos disfrutar de un perfil más cómodo, salpicado constantemente de algunas de las vistas más pintorescas de este gran Parque Natural como así atestiguan los abundantes miradores que existen en la zona. Hay momentos únicos como poder observar en todo su esplendor la “Nava de San Pedro”, el “Estrecho de los Peralejos” o los “Poyos de la Mesa”, incluso si somos lo bastante afortunados poder avistar el esquivo quebrantahuesos.

    Según perdemos altura y rebasamos la “Nava del Espino”, nos deleitamos con las preciosas imágenes que nos regala el valle del Guadalquivir, antes de sentir la densidad del boque que rodea el Puente de las Herrerías. Una suave subida nos lleva hasta las cristalinas aguas de la Fuente del Oso y el último empujón hasta llegar a la casa forestal de “El Sacejo”, rehabilitada hoy en parte como refugio vivac. Para el último día nos espera la ruta más corta, desde nuestra casa por una noche, continuamos por un trozo del GR hasta el Puerto del Tejo, la intensa lluvia y el viento nos impidieron disfrutar de unas vistas de 360 grados incluyedo el Pico Gilillo, allí dejamos el gran recorrido y seguimos un precioso camino que aprovecha las curvas de nivel antes de descender hasta los olvidados cortijos de Prado Redondo. Trozos de caminos de herradura salpicados por la presencia habitual de los buitres leonados y unas impresionantes vistas al Castillo de la Iruela nos acompañan hasta bajar al Santuario de la Virgen de la Cabeza, patrona de Cazorla. El sendero da paso a un camino asfaltado que nos conduce hasta la puerta del castillo y unos kilómetros más para alcanzar nuestro objetivo. Llegar a Cazorla fue una explosión de emociones, cruzar la sierra, alcanzar nuestro objetivo, construir lazos con nuestros compañeros y momentos inolvidables. Gracias a todos los que me acompañasteis en aquella inolvidable travesía.

    Un embalse con un gran encanto
    idcon=14350163;order=9

    El embalse de La Bolera es un almacenamiento construido en el río Guadalentín, junto al municipio de Pozo Alcón. Sus principales aportes hídricos son el río Guadalentín y el arroyo de Guazalamanco Si bien el río principal, el Guadalentín, recibe aguas desde la parte más alta de la Sierra de Cazorla, con numerosos arroyos que se van uniendo a lo largo del él, el nacimiento real del mismo se encuentra bajo la superficie del pantano.