Cetrería para el control de plagas

El uso de aves rapaces es un método totalmente sostenible y ecológico

28 jun 2020 / 14:15 H.

La cetrería es un arte que cuenta con una gran tradición en España y que se practica en todas las comunidades autónomas. La historia de esta actividad se puede encontrar en escritos medievales, pinturas, tapices e incluso obras de teatro, siendo declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en el año 2010.

La cetrería, aunque se mantiene como una actividad minoritaria, ha encontrado en Rus a un gran defesor de las ventajas que pueden resultar de la práctica de este arte. El uso más común que se le puede dar hoy día a la cetrería suele ser la caza de animales que viven en libertad; sin embargo, hay muchos otros usos que pasan, por ejemplo, por el control de plagas urbanas. La adaptabilidad de estos animales hace que realicen un trabajo perfecto tanto en zonas rurales, industriales o en plena ciudad. Así lo defiende el ruseño Carlos Casas, quien insiste en que esta actividad es tan importante que, incluso en pleno siglo XXI, nada ha podido sustituir a la cetrería. Para sostener esta afirmación, puso como ejemplo que en todos lo aeropuertos se vuela un halcón para que despeje la pista de otros pájaros y que no se produzcan accidentes.

Este joven ruseño fue uno de los fundadores de la Asociación Cultural de Cetrería Iberos, afincada en el municipio vecino de Ibros. Cuenta que en ella hay actualmente una quincena de miembros y que uno de los principales motivos con los que surgió este colectivo fue el de hacer un control cinegético en el yacimiento de Cástulo, en Linares. ¿El motivo? En la zona había una amplia población de conejos que, por su actividad, ponían en peligro los restos arqueológicos. Y, como en esa zona no se permite la caza, con la cetrería se pudo llegar a controlar la población de estos animales. Esta asociación sin ánimo de lucro organiza, además, una de las competiciones de cetrería con más fama del ámbito nacional. Se realiza cada 20 de octubre (dura tres días), en Ibros, y en ella participan cetreros procedentes de todos los puntos del país. Con ello, esta actividad hace que, llegados momentos como este, se beneficien otros sectores como el de la hostelería y los alojamientos, dinamizando la economía jiennense. Asimismo, la asociación también promueve la creación de talleres divulgativos con niños, ya sea en centros escolares o en otras actividades.

Esto convierte a la cetrería como forma de vida y profesión en una apuesta original gracias a la versatilidad de este arte y, por supuesto, por ser un modelo de control de plagas que es totalmente sostenible y ecológico, alejando la creencia de que solo el uso de venenos u otros métodos más dañinos para las personas y otros animales con los que estas conviven puedan resultar heridos son eficientes contra plagas urbanas. Una vuelta a la tradición y a lo más natural para demostrar que la empleabilidad y el emprendimiento de los jóvenes solo necesitan de buenas ideas y de ganas para que el resultado sea el más óptimo.

“Quiero hacer actividades de educación ambiental”
Carlos Casas Moreno Gerente de Olivar Falcon, de Rus |

Carlos Casas ha crecido rodeado de animales de todo tipo y esto, obviamente, ha hecho que hoy día sea todo un amante de la fauna. Sin embargo, siempre tuvo especial debilidad por las aves rapaces. Hace unos 10 años, comenzó a informarse sobre ellas a un nivel más profesional y, unos dos años después, adquirió su primer águila. Un paso que hizo que, poco a poco, se adentrarse en el mundo de la cetrería. Tanto que, hoy día, tiene su propia empresa cetrera, Olivar Falcon, que abrió en su municipio: Rus.

Este joven de 28 años cuenta que fue en torno 2016 cuando comenzó a trabajar de manera profesional en un parque como cetrero volando todo tipo de águilas y halcones. Diferentes motivos lo llevaron a cambiar su camino y llegó a formar parte del Proyecto de Reintroducción del Quebrantahuesos en Jaén, pudiendo con ello conocer más de esta especie y tener aún tiempo para hacer algunas exhibiciones y charlas educativas sobre las aves rapaces. “Aquí fue cuando me di cuenta de que estaba haciendo más trabajo solo con lo mío que con el proyecto, que era alto temporal, y fue cuando decidí montarme por mi cuenta”, explica Casas. Esta fueron las bases de Olivar Falcon, una empresa con la que comenzó haciendo exhibiciones, reportajes para bodas o comuniones y un servicio de control de plagas como palomas o cotorras. “Son animales que pueden molestar a la población y que con la cetrería se pueden controlar. En Rus, de hecho, se lleva a cabo este trabajo y tiene bastante éxito”, comenta. Asimismo, este ruseño detalla: “Lo que quiero de proyectos como este es tener un equipo de aves rapaces para hacer más actividades de educación ambiental con niños y centros de mayores para que sepan lo que son estas aves y la cetrería”. Eso sí, también tiene mayores perspectivas para su servicio de control de plagas, ya que indica que quiere abarcar más territorios, ya que este método es mucho más sostenible y, obviamente, no contamina. “Quiero quitar la mentalidad a las personas sobre el uso de venenos e insecticidas, pues estos son perjudiciales para todos”, asegura.