Camino mozárabe por Jaén III

El recorrido percibe un gran número de peregrinos y caminantes que andan por las etapas del itinerario por la provincia en los últimos meses y, sobre todo, durante los periodos festivos

12 may 2019 / 11:46 H.

Se ha puesto de moda el camino mozárabe, y se percibe el gran número de peregrinos y caminantes que recorren las etapas de este itinerario por la provincia en los últimos meses, y, sobre todo, en los periodos festivos. El último tramo por la provincia de Jaén enlaza la aldea de la Ventas del Carrizal hasta el final del término municipal de Alcaudete. Dejar la aldea castillera por la calle de la Fuente y pasar el río San Juan permite otear un lugar que se remonta a tiempos iberorromanos en el entorno, cuyos vestigios de un oppidum importante donde se encuentra esta vía secundaria de la red de comunicaciones de la Hispania Romana. Tras dejar atrás la torre del Atranque (denominada también de los Ajos y de Encina Hermosa, y confundida con la de Cañizar Alto y Bajo por estudiosos como Valeriano del Castillo), se encamina el peregrino hacia el castillo calatravo de Alcaudete, y se sigue por el camino real de la Fuente Amuña, sirviendo de hitos (por lo menos con perspectiva visual) las torres de Molino del Moro, Caniles, la Harina, y Torre Blanca. Sin desviarse mucho de ellas, es digno para comprender el mundo de frontera acercarse a la de la Atranque, musulmana, cilíndrica y maciza “en su base, hasta la altura de cinco metros, donde en esta segunda sección se abre un vano, que se utiliza para puerta y ventana, que obliga a la escalada llena de obstáculos. En sus secciones se abriga una sala de planta cuadrada que se cubre con una bóveda vaída y construida por la técnica del mampuesto, No ofrece terraza alguna. Y con su visita se puede uno hacer idea de todas las atalayas oteadas o del recinto del entorno”. En dirección al faro del castillo de Alcaudete, por medio de olivares y algún cortijo abandonado, el camino se adentra en la Fuente Amuña, un buen recinto para poder hacer la primera parada en un recinto remozado y que invita al relajamiento entre el agua y el arbolado. De allí, se baja al santuario de la Virgen de la Fuensanta, donde se alberga la patrona de este pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Y, por la calle central de su parque, en medio de un bosque muy frondoso y con un arbolado muy cuidado, se alcanza el cruce entre la carretera nacional y la antigua de Jaén, donde una rotonda canta la tierra andaluza con su cerámica de colores verdiblancos. Desde allí una pendiente calle acerca al peregrino al convento del Carmen, a la plaza del Ayuntamiento, al entorno de la iglesia de Santa María y a su castillo. Es un ejemplo de reconstrucción y de una puesta de valor de un recinto histórico, bastión de la frontera de Fernando III, encomienda calatrava y dominio de los señores Fernández de Córdoba, que llegaron a ostentar el condado de Alcaudete. Si queda tiempo y ganas, la iglesia de San Pedro y la visita de sus fábricas de dulces y productos hortofrutícolas se hacen obligatorias por la calidad de su mercado.

Alcaudete es una muestra singular de los pueblos del Sur, entre montañas y llanura, entre huertas y cerros, entre olivar y tierra de hortaliza.