Bendita inocencia

Son los niños los que nos recuerdan con su bendita inocencia que todo lo que el corazón desea y es bueno puede hacerse realidad. Quizás por eso Jesús los pone como ejemplo para que este mundo sea mejor

    10 ene 2016 / 10:46 H.

    Estos días que siguen al de la Epifanía, conocido popularmente co- mo el día de Reyes, son realmente “mágicos” para los niños y niñas de estas latitudes. Nos quedamos con las caras de los pequeños al ver sus regalos. No se pueden describir las emociones que transmiten, pero lo que sí denotan todos es la inocencia que les hace creer en la magia. Jesús recomendaba a sus discípulos ser como niños para entrar en el Reino de los Cielos, seguramente un reino lleno de ilusión, de imposibles hechos realidad, de “magia potagia”... Sin embargo no hay más que ver la realidad de este mundo para saber que estamos lejos de que ese reino se instaure. ¡Cuántos niños sin ilusiones cumplidas este año! Muchas de ellas relacionadas con lo más básico: tener un hogar aunque no sea en el país natal, poder asistir al cole, tener cada mes las medicinas necesarias para su enfermedad, que sus papás encuentren por fin un trabajo, poder jugar en un parque o en la calle sin el peligro de ser bombardeados o acribillados, elegir estar con los suyos y no ser reclutado como niño soldado, tener en la mesa el alimento necesario cada día, no seguir siendo explotado en un trabajo cansado y peligroso, tener una familia de la que recibir cariño, caricias... Muchos de estos deseos están relacionados con los derechos básicos de cualquier niño. Nuestro hijo menor estos días nos decía que por qué los Reyes Magos no llevan comida a los niños que lo necesitan, por qué no lo hacen todos los días, por qué no van a todas las partes del mundo. Son preguntas que sí tienen respuesta aunque sea compleja para un niño que sigue creyendo en la bondad del ser humano. Esas preguntas u otras parecidas que seguro más de un pequeño se cuestiona, nos deberían hacer ruborizar a los adultos que poblamos este mundo “civilizado”. ¿Tan difícil es que nos pongamos de acuerdo en algo tan importante como es dar calidad de vida a sus niños? ¿Tanto cuesta proteger la infancia y cuidarla sobre cualquier otro interés por muy respetable que pueda ser? Si los sueños de los niños se ensucian, se desprecian, se malversan, habrá muerto lo mejor de este mundo que es su inocencia, su ilusión por la vida. El día de Reyes no solo celebramos el “consumo”, o la ilusión de dar y recibir, celebramos sobre todo el valor de la infancia. Hace muchos siglos unos personajes importantes en sus países deciden emprender un viaje sin un destino conocido, esquivando peligros, pasando fatigas fuera de la seguridad de sus hogares, solamente para conocer a un niño y a su familia pobre; con el objetivo de ponerse a su servicio y darle como regalo lo que más valoraba cada uno de ellos. Es decir, los poderosos y sabios de este mundo se ponen a disposición de los débiles, pobres, de los necesitados de todo. Es como el mundo al revés. Así debe ser el reino de Dios. Pero a diferencia de los Magos los que nos gobiernan y otros muchos poderosos no solo no los buscan para dar solución a sus problemas, sino, y esto es lo más triste, que los ignoran, los ningunean, como los “nadie” de Eduardo Galeano. En nuestros días ese Jesús pequeñito está representando a todos los exiliados, refugiados, empobrecidos, enfermos, abandonados, perseguidos. Con sus ojos sonríen en medio de la miseria, se pelean pero enseguida se perdonan, se abrazan y vuelven a jugar, no necesitan gastar en juguetes. Con su imaginación los crean, son testimonio de alegría y sencillez. Como el barro, se dejan moldear con cariño y paciencia, vengan de donde vengan son lo que hacemos de ellos.

    Son los niños, nuestros hijos, los que nos recuerdan con su bendita inocencia que todo lo que el corazón desea y es bueno puede hacerse realidad. Quizás por eso Jesús los pone como ejemplo para que este mundo sea mejor. Si pudiésemos pedir un regalo atrasado a los reyes, pediríamos ser como niños para poder volver a creer en la bondad de cada ser humano. Y a todos vosotros, que los Reyes si os han traído lo que deseabais, os regalen además la inocencia de la infancia, tan necesaria para poder transformar este mundo.

    Derechos esenciales
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    Son muchos los niños que desearían tener lo básico para vivir y considerarían cumplidos sus sueños si solamente se respetaran sus derechos esenciales.

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    Las Navidades están hoy en día orientadas hacia el consumo. El comprar en estos días es casi una obligación y en España son los días anteriores a la celebración de la Epifanía donde se concentran los gastos.

    Un día muy esperado
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    El día de Reyes es el más esperado cada año por millones de niños. Melchor, Gaspar y Baltasar, según el Papa Benedicto XVI, representaban a todos los hombres buscadores de Dios de todos los tiempos y de todos los lugares.

    infancia
    sin derechos
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    La mendicidad, la explotación laboral infantil, la guerra son hecho que vulneran los derechos de la infancia y que rompen la preciada inocencia de los niños.