Azorín: 50 años sin su genio

La Biblioteca Nacional homenajea a Azorín en el 50 aniversario de su muerte. El seudónimo, Azorín, lo tomó de Antonio Azorín, un personaje de ficción protagonista de algunas de sus novelas de la primera etapa

    07 ene 2018 / 11:21 H.

    La Biblioteca Nacional de España (BNE) se une al 50 aniversario de la muerte de José Martínez Ruíz, Azorín (Monóvar, Alicante, 1873-Madrid, 1967) con una muestra bibliográfica que podrá contemplarse hasta el 20 de enero de 2018. Lo hizo con un acto homenaje en el que participaron el presidente del Real Patronato de la BNE Luis Alberto de Cuenca, y el director de la Casa-Museo Azorín, José Payá, quienes recordaron la figura y la obra de Azorín, novelista, articulista, ensayista y dramaturgo perteneciente a la Generación del 98. También se inauguró la muestra “José Martínez Ruíz Azorín (1873-1967): Clásico y moderno”, que puede verse en la antesala del Salón General de Lectura de la BNE.

    La exposición presenta un recorrido por el legado del escritor que, a lo largo de su casi centenaria vida, dejó más 140 libros, 400 cuentos y 5.500 artículos.

    Tras estudiar con los escolapios en Yecla (Murcia), municipio de donde era su padre, en 1888 Azorín se trasladó a Valencia, donde inició sus estudios en Derecho, que nunca llegó a completar. Su precoz interés por la literatura se hizo público por primera vez en la conferencia que presentó en el Ateneo Literario de Valencia sobre “La crítica literaria en España”. Pronto aparecerían sus primeras obras impresas, Moratín (1893) o Buscapiés (1894), para las que utilizaría seudónimos como Cándido o Ahrrimán, y que hoy en día son tesoros bibliográficos prácticamente imposibles de encontrar.

    En 1896 se muda a Madrid, donde se gana la vida precariamente gracias a sus colaboraciones en la prensa (“El País”, que no era la publicación actual del mismo título), y traba amistad con otros jóvenes literatos, como Valle-Inclán, Pío Baroja o Juan Ramón Jiménez, a quienes más tarde se les conocería como la Generación del 98, denominación ideada por el propio Azorín en Clásicos y modernos (1913). Con la publicación de Charivari (1887), una ácida crítica del mundillo literario, su nombre empezará a hacerse conocido. Pese a que su irrupción en los círculos artísticos y periodísticos llegó acompañada de unos postulados radicales, pronto evolucionaría hacia posturas más conservadoras. En 1902 aparece la que es considerada como su primera novela importante, “La voluntad”, a la que seguirá un año después “Antonio Azorín”. Son libros con una fuerte carga autobiográfica en los que se percibe una mirada poética.

    En 1905 comienza a colaborar en “ABC”, diario en el que permanecerá hasta el final de sus días, y publica “Los pueblos”, donde demuestra su maestría en la descripción paisajística. En sus libros cada vez se centra más en ciertos autores tradicionales, con títulos como “Al margen de los clásicos” (1915). En 1924 con motivo de su ingreso en la RAE, escribe el discurso “Una hora de España”, uno de sus textos más recordados. Posteriormente, seguirá tratando de innovar, aunque siempre dentro de un estilo muy característico. En sus libros anteriores a la Guerra Civil, como “Félix Vargas” (1928), experimenta con una prosa cada vez más concisa. También practicará el relato corto, caso de “Blanco en azul”, (1929), y el teatro, en títulos como “Comedia del arte” (1928), aunque en este género, al que traslada su austeridad exenta de artificio, no tendrá ningún éxito. Tras el inicio de la guerra se exilia en Francia, donde escribe varios libros evocativos sobre el país que se ha visto forzado a abandonar, como “Pensando en España” (1940).

    Al volver a Madrid, prefirió vivir en un particular aislamiento, refugiado en sus recuerdos y en el estudio de los clásicos. En 1946 publicó sus “Memorias inmemoriales” y en años posteriores continuó con su incansable labor como articulista. En sus últimos años regresó a su infancia y publicó algunos libros, como “Posdata” (1959), dedicados a recuperar algunas de sus vivencias.

    Novela y ensayo
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    Además del Periodismo, Azorín cultivó el ensayo y la novela. También escribió algunas obras de teatro experimentales y de escaso éxito. La producción literaria de Azorín tiene un gran valor estilístico por su forma de
    escribir.

    El pincel de zuloaga
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    José Martínez Ruiz “Azorín”, junto a un
    retrato al óleo que le pintó Ignacio Zuloaga. El artista hizo gala de su estilo
    naturalista, de recio dibujo y colorido
    oscuro, influenciado por Ribera y Goya, en oposición a la
    irrupción luminosa y optimista de su
    coetáneo
    Joaquín Sorolla.