Alboreá y alegrías

07 may 2016 / 20:39 H.

La estrofa de cuatro versos, independientemente del tipo de rima que lleve, es la más empleada en el mundo del flamenco, y recuerdo esto porque damos comienzo a esta serie de artículos en la que contaré un poquito de los palos flamencos, en orden alfabético, así que comenzaré por la alboreá, llamada también alborá y albolá. Este es un cante que los gachós (no gitanos) hemos conocido hace pocos años, pues el pueblo gitano lo tenía escondido y solamente se interpretaba en las bodas en las que no se contaba con presencia de castellanos.

Para comprender este palo hay que imaginarse una boda por el rito gitano, en ella, llegando un momento del ritual, la novia entra en una habitación junto con algunas mujeres mayores y de prestigio y se somete al ritual de confirmar que la joven ha llegado virgen al matrimonio.

En el caso de que la novia sea virgen, el pañuelo con manchas de sangre se exhibe ante los padres de los novios y el público en general dando comienzo al “baile de los novios”, consistente en subir a los novios sobre los hombros y bailar con ellos un tiempo no indeterminado, y por lo general bastante prolongado, mientras que se canta la alboreá.

Su copla está formada por estrofas de cuatro versos, siendo muy libres en el cómputo silábico, que suelen oscilar entre cinco y ocho sílabas y lo mismo ocurre con la rima, que es asonante pero sin tener un esquema predeterminado. “En un verde prado/ tendí mi pañuelo/ salieron tres rosas/ como tres luceros”.

La imagen literaria no deja lugar a dudas sobre este ritual pues esta copla nos cuenta la importancia que el pueblo gitano le da a la virginidad de las mujeres a la vez que hace recaer sobre ellas la honra de la familia. “José guarda a la Virgen/ que son tres rosas/ las que hay que ver./ Jesucristo bendice/ a tan bonita novia/ y a toa su familia/ le da la honra./ Se logró la boa/ qué boa tan bella,/ que Undebel de hijos/ a tan bonita estrella.”

Y a modo de estribillo se remata el cante diciendo: “O sea, que virgen has estao/ a tu familia la han coronao.”

No es esta la única letra de alboreá, pero sí que es la más popular, al menos en la primera parte cuando dice eso de “en un verde prao, tendí mi pañuelo....”

Este palo se interpreta al compás de las soleares por bulerías, es decir en el compás de amalgama: un-dos-tres-cuatro-cinco-seis-siete-ocho-nueve-diez-un-dos.

Las historias siempre están plagadas de anécdotas y por tanto la de este palo no iba a ser menos. ¿Qué ocurrió para que este cante fuera conocido por todo el mundo? La historia no deja de tener su gracia.

Cuentan los entendidos, que el primero en grabar en un disco de vinilo la alboreá fue el cantaor iliturgitano Rafael Romero Romero, “El Gallina,” y que cuando se enteró el cantaor Antonio Mairena, éste se enfadó con Rafael argumentando que había dado a conocer uno de los pocos secretos que el pueblo gitano guardaba celosamente. Visto así posiblemente tuviera razón el gran cantaor Mairena, pero el caso es que su enfado se dio porque Rafael Romero se adelantó a las intenciones que tenía Antonio Mairena, pues había previsto grabarlas y ser él el primero en darlas a conocer.

El nombre de alboreá le viene dado por ser un cante que se interpreta al amanecer y si queremos ser un mínimo de rigurosos tendremos que hablar de las alboreas en plural, ya que hay varios estilo dependiendo de la situación geográfica en la que se interpreten, y así tenemos la alboreá del Sacromonte, la alboreá de la Baja Andalucía y la alboreá de Jaén, que es la que popularizó el cantaor de Andújar y la que mejor ha sido aceptada por el público en general, de tal manera que cuando se habla de este palo a todos nos viene a la memoria eso del verde prado y el soniquete que le imprimió nuestro paisano Rafael.

En algunos casos, y de manera muy especial en el “baile de los novios” se intercala un estribillo coral con el compás muy marcado y que consiste enrepetir una y mil veces: Ay yeli, yeli, yeli, ay yeli, yeli, ya...

Siguiendo el orden alfabético nos encontramos las alegrías de Cádiz. Este palo es uno de los variados cantes que se engloban dentro del común denominador de Cantiñas. Antiguamente se decía que las alegrías provenían de la jota aragonesa, teoría que se ha descartado completamente y este error lo apoyaban en algunas letras de alegrías que suelen mencionar a la Virgen del Pilar, a las tropas que lucharon contra Napoleón...

Quienes mantenían esta teoría se basaban en que posiblemente el creador de este cante fuera Enrique el Mellizo “metiendo a compás” la letra de una jota aragonesa que dice así: “La Virgen del Pilar dice/ que no quiere ser francesa/ que quiere ser capitana/ de la tropa aragonesa.”

Con el nombre de alegrías nos encontramos con una honrosa excepción, pues no son de Cádiz, son las alegrías de Córdoba. No podemos hablar de su creador, dato que desconocemos pero sí de quien popularizó la forma en la que nos han llegado a nuestros días, que fue el cantaor cordobés Ricardo Moreno Mondéjar (1864/1940) conocido en el cante con el nombre artístico de Onofre y en el mundo de los toros como Mediaoreja.

“La hija de la Paula / no es de mi rango,/ ella tiene un cortijo/ yo voy descalzo”.