El monasterio medieval segoviano que es una atracción turística en Miami

01 sep 2019 / 21:02 H.
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“Ancient Spanish Monastery”, este es el nombre de un antiguo monasterio segoviano del siglo XII que fue trasladado piedra a piedra en 1925 desde Sacramenia (Segovia) hasta las afueras de la ciudad de Miami (Estados Unidos) después de que el periodista estadounidense William

Randolph Hearst lo comprase tras la desamortización de los terrenos eclesiásticos.

El Monasterio de Sacramenia, construido en el año 1133, fue bautizado con el nombre de “Nuestra Señora Reina de los Ángeles” en honor a la patrona del lugar. Cuarenta años después, en 1174, el nombre del claustro cambió tras la canonización del monje cisterciense francés Bernardo de Claraval.

Durante siete siglos los religiosos de la “Orden del Císter” ocuparon el cenobio hasta que, tras una revolución social en la década de 1830, los claustros fueron incautados por las autoridades locales y las instalaciones fueron convertidas en establos, almacenes y graneros.

El periodista estadounidense William Randolph Hearst, quien ya había intentado adquirir un claustro del convento de ‘San Benito de Alcántara’ (Cáceres), compró las dependencias del monasterio segoviano casi un siglo después de su expropiación con la intención de trasladarlo a

su propiedad privada en California (Estados Unidos). Para su transporte se necesitaron más de 11.000 cajas de madera y una inversión de 170.000 dólares, según informa la “Ocina del Monasterio Español en Miami”.

Hears, que denía España como “la tierra de los claustros por excelencia”, no reconstruyó el monasterio por problemas nancieros y sus piezas permanecieron en un almacén en Brooklyn (Nueva York) durante 26 años. Hasta el año 1952 cuando, tras la muerte del periodista, dos

empresarios lo compraron por veinte millones de dólares.

La reconstrucción del templo en su actual emplazamiento, al norte de Miami, tuvo una duración de diecinueve meses y la operación fue denominada por la revista ‘TIME’ como la del “rompecabezas más grande de la historia”. El monasterio, que fue reconocido por el obispo del

estado de Florida en 1964, pasó a convertirse en uno de los atractivos turísticos del condado de Miami.

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