Zumo de aceituna

Es sabido nuestro liderazgo en la obtención del mejor zumo que existe, el aceite de oliva. Ya en las antiguas Grecia y Roma, era el néctar destinado al uso y regalo a los dioses. Tampoco nos es ajeno que dicho líquido no necesita más que ser un fluido obtenido del prensado de la aceituna. Solo un adecuado filtrado y envasado; de ahí al paladar del consumidor. Las diferentes variedades de árboles y las peculiaridades geográficas son el único elemento que aporta diferencias gustativas. Como toda fruta, exprimida en sucesivos procesos, da diferentes calidades, zumos diferentes, extra, virgen, corriente y lampante. Por ello debemos cuidar el regalo que la naturaleza, y el esfuerzo de miles de agricultores, nos ha dado a Jaén. Más de 60 millones de árboles dispuestos a ofrecer una delicatessen. Y no debemos estropear este tesoro.

    14 oct 2015 / 10:16 H.

    El aceite no necesita de añadidos, cada calidad viene del exprimido del fruto, que le den ni sabores especiales ni saltarse el orden natural de las cosas. La picaresca debe ser ajena al sector. Cuando las cosechas son cortas, las cantidades de líquido también lo son. Asumido esto, luchar en conseguir precios adecuados que mantengan la rentabilidad del cultivo. El futuro pasa por minimizar la atomización del sector, envasar aquí y de forma adecuada y poner en el mercado un producto 100% natural que no es más que aquello que la etiqueta dice. El mañana no viene de mezclar, de artificios o manipulaciones más o menos legales; el mañana del aceite está en el propio aceite, ni más ni menos; ese zumo natural obtenido del prensado de la aceituna. El único esmero debe ser cuidar y mimar nuestros olivos y el proceso de recolección para que la aceituna sea de buena calidad. Y en las almazaras, el empeño, conseguir que el mejor de los aceites fluya a los depósitos, sin atajos ni escondrijos; y que de cada depósito se envase lo que hay. Este sector, esencial aquí y puntero en el mundo, ha de ser pulcro en grado sumo para que la potencialidad vaya a más y evitando que ningún desaprensivo se cruce en el camino estropeando lo que tenemos.