Zapatos en femenino

Siempre me han admirado los zapatos de mujer. Pero este asombro empezó a acentuarse cuando hace unos años, yendo de viaje, me adelantó un coche en la cima del Puerto Carretero. A los pocos metros empezó a dar vueltas de campana.

    28 nov 2014 / 09:24 H.

    De resultas, se abrió el maletero y salieron tres maletas que reventaron al golpear con el suelo. Como se comprende todo fue rapidísimo, y mi coche empezó a circular pisando docenas y docenas de zapatos. Lógicamente pensé que serían nuevos y corresponderían a una vendedora de esos útiles, sin embargo no era así. Mi auxiliada, que afortunadamente salió ilesa, era una estudiante que se iba a situar en un nuevo piso en Granada. La conversación no pudo girar en torno a ese punto, pero más tarde me hizo reflexionar. Al poco tiempo se pusieron de moda, en pleno verano, los pies de elefante, unas botas de alta montaña reforzadas con calcetines colocados en el empeine para realzar el efecto. Después vinieron los tacones aguja, de 12 o más centímetros. Se puede ver a modelos súper delgadas, sin musculatura como para gobernar el tobillo, tambaleándose por las pasarelas. En el lado opuesto, como si de una sinfonía se tratase, en un tono menor, aparecen las suelas sencillísimas y finísimas, que pueden servir para escanear los adoquines del empedrado. Todo esto sucede en nuestra cultura, pero en otras es peor, piénsese en las mujeres chinas con los pies vendados: ¡un verdadero martirio! El sábado pasado, asistiendo al VII Simposio de san Josemaría, dónde Montserrat Martorell hablaba de moda, pensé que podía aclarar mis dudas en el turno de preguntas, y me decidí a intervenir. Todo el mundo debía conocer la respuesta, porque se produjo una general carcajada a la que se unió la misma ponente, que pacientemente me explicó que aún me quedaban muchas cosas por ver, y que próximamente las zapatillas se usarán como complementos de lujo para las galas. Interpreté esta respuesta como un reto a la creatividad y, ahí me encuentro, tratando de prospectar que será lo que en el futuro se enfunden las damas en los pies. Cualquier idea que usted quiera aportar, querido lector, será bien recibida, aunque no le garantizo el éxito.