Yo no soy Repsol-YPF
Lo mismo que cuando la selección española de fútbol gana un campeonato, yo no me siento ganador de nada, tampoco me siento Repsol YPF cuando el ministro Soria desenvaina la espada para amenazar a Argentina con que cualquier 'gesto de hostilidad' contra los intereses de las empresas españolas será interpretado como un gesto de hostilidad hacia España.
El valor de la hipocresía no puede aplicarse a las grandes corporaciones empresariales ni a sus lacayos políticos que adoptan contravalores morales para poder defender los intereses económicos de quienes les conceden todo tipo de prebendas, como son los casos de expresidentes de gobierno, exministros y ministros españoles que entran en las nóminas de las grandes transnacionales que deciden cómo deben ser reguladas las constituciones y leyes del mundo para que sus explotaciones consigan el máximo beneficio a costa de lo que sea. Se entiende así que las zonas de mayor riqueza del planeta estén siendo sometidas a un expolio intensivo, impune y sin medida. Es el caso de los seis millones de kilómetros cuadrados del área perteneciente a Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Guyana, Colombia, Surinam, Venezuela y Guyana Francesa, el espacio boscoso más grande del mundo, donde se encuentra el 20% del agua dulce del planeta y es reserva de petróleo, oro, bauxita, piedras preciosas, manganeso, uranio y coltán (columbita y tantalio). El 72 % del territorio amazónico del Perú está bajo régimen de concesiones mineras y petroleras, entregadas por el Estado a multinacionales como lotes de explotación. Repsol se encuentra entre las compañías que a cambio de sus extracciones, dejan contaminantes suficientes (mercurio, cadmio, plomo, cromo, cobre y arsénico) como para estar exterminando a las poblaciones nativas, algunas de ellas no contactadas y protegidas por la “Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas”. Sus perforaciones en el lote 39 contravienen las recomendaciones de organismos como Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Derechos Humanos del Perú o las peticiones de más de 50 ONGs para que Repsol abandone la zona. Si leemos los principios morales de responsabilidad social y derechos humanos elaborados por Repsol, se nos saltan las lágrimas. Pero si leen el estudio elaborado al respecto por Marc Gavaldá y Jesús Carrión, en 2007, o el entresijo de sociedades aseguradoras y financieras que la compañía posee en paraísos fiscales (Bermudas, Caimán, Antillas Holandesas, Luxemburgo, Suiza, entre otras) se les quitarán las ganas de identificarse y compungirse por las pérdidas de la empresa en Argentina. Guillermo Fernández Rojano es escritor