Y Zarrías perdió el tren
Todos los que conocen a Gaspar Zarrías saben de su valía política para estar en el sitio que se le encomiende. Está sobradamente preparado para capear el temporal desde la barrera de cualquier Ministerio. Sin embargo, lo vivido en los últimos días, en cierto modo, resulta desconcertante. Alguna explicación tendrá que su nombre sonara, intencionadamente, en los medios de comunicación como sustituto de Celestino Corbacho. La respuesta sólo la tiene él, porque nadie puede tener certeza de lo que pasa por su cabeza. No obstante, todo lo orquestado hace pensar más en una estrategia de marketing político que en un rumor en forma de noticia.
El caso es que el político de Cazalilla perdió la última posibilidad, al menos en lo que queda de legislatura, de convertirse en ministro. Y eso se supo en el momento en que Moncloa emitió un rotundo e inusual desmentido. Zarrías perdió el tren para viajar en la locomotora de José Luis Rodríguez Zapatero. Menos mal que el nombre de Jaén suena en la política nacional de la mano de otro hombre, Valeriano Gómez, aunque a su madre no le guste.