War horse.-El circo de pulgas
Por Nuria López Priego
Convertidos en alimento para dinosaurios, en las instalaciones de un fastuoso centro de visitantes con las horas contadas, mientras todo se rompía y los sueños se frustraban, John Hammond, el gerente de Parque Jurásico, le contó al doctor Grant el origen de sus delirios de grandeza y de su atracción por la prestidigitación.

Convertidos en alimento para dinosaurios, en las instalaciones de un fastuoso centro de visitantes con las horas contadas, mientras todo se rompía y los sueños se frustraban, John Hammond, el gerente de Parque Jurásico, le contó al doctor Grant el origen de sus delirios de grandeza y de su atracción por la prestidigitación.
Le habló de un joven que imaginó un circo de pulgas y de cómo el público, presa de la misma locura o del autoconvencimiento que tanto se prodiga entre los hombres, adivinaba las acrobacias de los parásitos sobre una cuerda floja. Años después —continuó Hammond—, la ambición condujo al joven a idear un circo de dinosarios, pero, en el trasfondo, seguían danzando las pulgas de antaño. Insectos, nominalmente, y, en la realidad, ilusiones de esas con las que “el rey Midas de Hollywood” lleva décadas alimentando a la industria del cine y a sus espectadores.
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Director: Steven Spielberg
Protagonistas: Jeremy Irvine, Emily Watson, Peter Mullan