Volver en positivo
Se dice que las personas positivas somos (y hablo en plural porque me incluyo en ellas) las que vemos la botella medio llena; con los pies en el suelo, pero esperanzados en que las cosas tienen solución. Vivimos momentos que nos vacían esa botella y es entonces cuando con más ahínco debemos pensar en positivo.
En mi anterior artículo mencioné mi pequeña Fonseca, es decir, el instituto donde disfruto a diario de mi trabajo. Ahora se ha quedado solo pero en absoluto triste. No cabe la tristeza en un lugar precioso donde nuestros mayores hubiesen querido vivir su infancia y adolescencia. No cabe porque nuestro alumnado ha obtenido resultados satisfactorios, sin olvidar que siempre producen desasosiego aquellos que una vez concluido su tiempo de escolarización se van con las manos vacías. No cabe por aquellos que han dedicado mucho tiempo al teatro: una mayoría al taller durante todo el curso y un numeroso grupo a la representación de “Grease”. Sería injusto olvidar que lo hicieron de forma magnífica. Quedamos impresionados por el dominio de la escena y su seguridad en todo momento. Ahora queda planear lo que está a la vuelta de la esquina y volver con entusiasmo a llevar la cultura fuera del centro; a disfrutar de la biblioteca municipal; a cuidar el entorno con la plantación de árboles y a practicar el senderismo para conocer un entorno muchas veces desconocido. Volver en positivo para que no quepa la tristeza.
Juana Garrido es maestra