Viva nuestro ombligo, ra, ra, ra

Acabo de aterrizar de un viaje indescriptible al país más pobre de la Tierra, un lugar sin nada que se asemeje a algo, sin Estado ni estructuras más que para la corrupción y el pillaje, sucio por imperativo, abonado al caos y olvidado de la mano de Dios. Por si faltara algo con lo que redondear el círculo del desastre, la Naturaleza permanentemente se ceba con él y con su desamparada gente, un trágico terremoto el año pasado, cólera y muerte siempre; huracanes ahora mismo.

    05 jun 2011 / 08:41 H.

    Mientras, nosotros, acá, donde vivimos con estrechuras, pero bien que vivimos con lujos alrededor, de toda condición, deberíamos cansarnos algún día de mirarnos el ombligo. O mirar lo que hace gente anónima por ayudar a quien nada tiene. Seguro que seríamos mejores personas si fuésemos capaces de seguir el ejemplo de la Asociación Mensajeros de la Paz y el padre Ángel.
    Estoy atónito, incapacitado quizá para hacerles partícipes de lo que uno ha visto estos días, no por tan especial viaje, que se las trae con aviones de hélices. No, que incluso reflejar tal nimiedad es ofensivo para quienes palpan la muerte cada día de su vida, sin excepción. He regresado cargado de imágenes que nunca olvidaré, pero especialmente vuelvo pletórico de esperanza. Sí, aun entre la desesperanza y el desasosiego. Porque hay cientos de personas que están allí al frente de distintas oenegés ayudando a los haitianos a soportar su tremenda cruz, la del destino esquivo y puñetero que nunca se acuerda de ellos. A tiro de piedra de Estados Unidos, muy cerca de Cuba y de Venezuela, son hermanos de isla de la República Dominicana y para nada se les ha pegado siquiera una educación decente, una sanidad buena, un petróleo que les permita bravuconadas o un territorio vergel que destape turistas y divisas
    a espuertas. En la tierra de la nada emerge lo mejor de Occidente, lo más señero de España, su solidaridad innata y perenne con los que más sufren, con los que nada tienen... Doy fe de que el dinero de “Mensajeros de la Paz” y la asociación jiennense “Se puede hacer” llega allí. Y da vida, mucha vida.

    Muy personal

    Nicolás Castellanos, obispo español en Bolivia: “En el Norte sobran medios para vivir pero faltan razones para existir, mientras que en el Sur carecemos de los medios para vivir y sobran razones para existir”.
      ¡Cuánta sabiduría! ¡Cuánta razón lleva!
    Cristóbal Liébanas, coordinador provincial de trasplantes: “Muchas personas mueren a la espera de un trasplante”.
       La afortunada bajada de muertos en la carretera eleva tristemente la mortalidad en este campo.
    Moisés Muñoz, presidente de la Diputación: “Estaré a disposición de mi partido, en una posición leal, fiel”.
       Pocas salidas son tan “normales” en un cargo tan importante.

    Adivina...
     Espera paciente una llamada para ocupar un gran puesto en el nuevo organigrama del Ayuntamiento, pero será que no lo llamarán
    ...Adivinanza
     ¿Qué persona de toda confianza del alcalde electo, funcionario de la casa, será gerente de Urbanismo?