Vista de lince
Fue el pasado jueves y por motivos profesionales, que me desplazaba a Úbeda, cuando para tomar el camino hacia la Comarca de la Loma, elegí la salida de Jaén que durante muchos años fue la única. Durante un instante pude dirigir la mirada hacia uno de los carteles anunciadores, que en la rotonda de Ifeja nos cuentan qué tendremos de nuevo en el ámbito de eventos, ferias y/o congresos en nuestra capital durante los próximos meses.
Un instante bastó para hacerme eco de que se celebra la segunda edición del Proyecto Lince, que por extraño que resulte, nada tiene que ver con el felino más amenazado del planeta, sino con un foro para emprendedores que actúa a modo de laboratorio de iniciativas de negocio y que promueve la cooperación para emprender, a través de unas jornadas in/formativas en las que jóvenes y menos jóvenes presentas su proyecto o idea de negocio e interactúan con posibles inversores o empresarios interesados en apoyarlos, al tiempo que conocen herramientas de marketing y reciben tutorización que les ayudará a estudiar de un modo más exhaustivo la viabilidad de ese su proyecto o idea.
Lo que bajo el eslogan de “buscamos el talento de Jaén” pretende animar a la inscripción de los proyectos o ideas de negocio, me hizo llevar todo el viaje reflexionando acerca de cuánto vale hoy en día una idea y de quién (si lo hay) está dispuesto a pagar por ellas. Sobre el precio, he de decir que una idea no vale absolutamente nada, tan sólo el valor de lo que estuvieran dispuestos a pagar por ella. Pero ¿quién se halla hoy en día lo suficientemente motivado para pagar por algo que no es valorable ni cuantificable con realidades más o menos objetivas? Por el contrario, algo que sea el resultado del diseño de un modelo de negocio innovador, que contemple costes ajustados, que sepa cómo y a quién dirigirse y que cuente con las personas adecuadas para llevarlo a cabo, sí podrá encontrar a quién esté dispuesto a invertir o a pagar por él. Animo a participar en esta extraordinaria iniciativa, a invertir en credibilidad y a tratar de convertir también tu empresa en especie protegida.
Luis Salido