Vigilancia “de mínimos”

La máquina reemplazó definitivamente al hombre. La frase podría haber sido sacada de cualquier distopía de Aldous Huxley o de Ray Bradbury, pero solo es lo que ha ocurrido con la vigilancia del tranvía. Como esa mecanización que, poco a poco, se está imponiendo en las cajas de ciertos hipermercados, desde el pasado 15 de julio, no hay guardias que controlen el acceso a las cocheras de Vaciacostales en las que el “lagarto mecánico” lleva más de tres años durmiendo, forzosamente, el sueño de los justos. “No hay presencia física”, confirma el teniente de alcalde y concejal de Hacienda, Miguel Contreras. Pero sostiene: “La seguridad sigue siendo la misma”.

01 ago 2014 / 22:00 H.


Desde hace 17 días,  la vigilancia de una infraestructura en la que se invirtieron más de 120 millones de euros del erario público andaluz depende, exclusivamente, del sistema de cámaras que trufa el interior y el exterior de unas instalaciones de 22.480 metros cuadrados. Este cambio se produce después de que el conttrato que la Administración local mantenía con la empresa de vigilancia haya expirado y, argumenta el edil: “No hemos licitado porque ya no es una infraestructura que dependa del Ayuntamiento”. Con la entrega simbólica de llaves que escenificó, el año pasado, en el Palacio de San Telmo, en Sevilla, el equipo de Gobierno que lidera José Enrique Fernández de Moya dio por concluida la relación contractual que lo vincula a la Junta de Andalucía y —según Contreras—: “Estamos manteniendo la vigilancia por pura coherencia”.
 La alarma de la red de cámaras que velan por la seguridad de las instalaciones está “conectada directamente” a la Policía Local. El Cuerpo dispone de las llaves del recinto y la capacidad de reacción es “inmediata”, garantiza el concejal. “En cuanto haya cualquier movimiento, salta la alarma, la Policía visualiza las imágenes y una patrulla se traslada al lugar”, explica el edil, que recalca: “Lo que no podemos hacer es mantener algo que ya no es nuestro. La infraestructura tranviaria se puso a disposición del anterior equipo de Gobierno local; nosotros renunciamos a ella, entregamos las llaves y le dijimos a la Junta que era su responsabilidad”. Lamentablemente —añade—: “Como ella no ha movido ficha y no sabemos nada del estudo de viabilidad que prometió, vamos a mantener lo mínimo, que es un servicio de vigilancia”.
La seguridad del tranvía ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza del gabinete que lidera Fernández de Moya desde que accedió al poder local y el motivo vuelve a ser la asfixia económica que soportan las arcas municipales. Aun encerrado en cocheras, los contratos de mantenimiento relacionados con el lagarto mecánico se presupuestaron el año pasado en unos 600.000 euros y solo la vigilancia superaba los 100.000 euros.
Eso no significa, sin embargo, que el Ayuntamiento haya atendido los pagos religiosamente. De hecho, no hacerlo es, precisamente, lo que llevó a la primera empresa que se ocupó de la vigilancia de las instalaciones —RMD Seguridad— a abandonar el servicio a principios de 2013 y a denunciar a la Administración local por el impago de más de 128.000 euros. Ante la urgencia, el equipo de Gobierno se vio obligado a adjudicar el servicio por la vía de emergencia hasta que, en mayo, formalizó la licitación por un presupuesto base de 134.000 euros y una vigencia inicial de un año, con posibilidad de prórroga por otros 12 meses. Ese es el contrato que ahora ha expirado.