VÍCTOR CASTRO VALENZUELA: “El trato personal con el paciente es muy importante”
Olivia Aranda
A sus 26 años ya ha trabajado de fisioterapeuta con el Real Jaén y ha montado su propia clínica. Estudia a cada paciente de forma minuciosa y se nota que le apasiona su trabajo.
A sus 26 años ya ha trabajado de fisioterapeuta con el Real Jaén y ha montado su propia clínica. Estudia a cada paciente de forma minuciosa y se nota que le apasiona su trabajo.
—¿Cómo llegó a trabajar como fisioterapeuta con el Real Jaén?
—Terminé la carrera y un amigo mío que estaba con el Real Jaén y había montado una clínica necesitaba alguien de confianza. Yo tenía la idea de quedarme en Madrid pero me surgió la posibilidad de trabajar con el Real Jaén y mejor no podía ir la cosa, sobre todo por la experiencia que he adquirido en estos dos años y el buen ambiente que había. Profesionalmente me ha venido genial porque necesitas desarrollarte con rapidez, tratar a gente para que se recupere pronto. Me vino muy bien quedarme aquí. Me salió esto y no me lo pensé. Podía trabajar en una clínica privada y a la vez en el mundo deportivo, que era por lo que en parte había decidido estudiar esta carrera.
—¿Tenía claro desde siempre lo que quería estudiar?
—Cuando terminé las pruebas de Selectividad tenía claro que quería seguir ligado al deporte, porque yo siempre he jugado al fútbol. Entonces estuve mirando la opción de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) y la de Fisioterapia. A mí me gusta el tema de las lesiones, las recuperaciones en las que tienes que hacer un seguimiento diario de un paciente. Y este es un trabajo muy satisfactorio, además poco a poco los fisioterapeutas nos estamos haciendo un hueco.
—¿En qué equipo juega?
—Juego en el CD Jaén Universidad desde hace dos años, de toda la vida he jugado de portero, es algo que me gusta y me sirve para desconectar del trabajo. En Madrid también jugaba en dos equipos federados, de fútbol sala y de fútbol.
—¿Cómo fueron los dos años que trabajó con el Real Jaén?
—Yo estuve encantado. Sobre todo por el trato con los jugadores, muchas veces los vemos como algo fuera de lo normal y son como tú y como yo, la experiencia fue muy buena tanto en lo profesional como en lo personal. Aprendes mucho del entrenador, del cuerpo técnico, del médico o de los jugadores. Guardo buenos recuerdos y ahora que desde agosto del año pasado no estoy con ellos lo echo mucho de menos. De Terrazas conservo una excelente imagen, es una persona que se dedica cien por cien a su trabajo. Él saca un rendimiento muy bueno de toda la plantilla, es un gran profesional.
—¿Cómo ha vivido la liga de ascenso?
—Yo se lo comentaba a mi novia, con la que suelo ir a los partidos, y le decía “qué mala suerte no poder vivirlo desde dentro”, ha tenido que ser superemocionante, yo me habría alegrado por ellos una barbaridad.
—¿Por qué decidió irse?
—Me salí porque quería montar mi clínica y una de las cosas que más me animó fue que mi propio compañero me dijo que confiaba más en mí que yo mismo. Con ayuda de mi padre decidí tirar para adelante aunque es una mala época, pero me gusta muchísimo esto y yo creo que los pacientes se van contentos. He hecho convenios de pádel, quiero hacer otro con un equipo de atletismo y varios con equipos de preferente. Yo además considero que es muy importante el trato personal con el paciente, me gusta mucho hablar con ellos. También he trabajado en residencias de ancianos, donde es muy importante saber escuchar. Además soy monitor de pilates, lo que pasa es que ahora no ejerzo. Hago muchas tablas de rehabilitación para pacientes con ejercicios de pilates. Este es un método que desconocía, pensaba que era algo más espiritual y, después de las clases, terminas fatigado y trabajado. La idea que tengo, a largo plazo, es dar clases de pilates con una o dos personas y con máquinas, quiero hacerlo bien y de forma personalizada, algo que es más caro pero creo que mucho más efectivo.
—¿Deberíamos ir más al fisioterapeuta?
—Lo que más veo en consulta son problemas posturales, por nuestros hábitos diarios. Eso empieza a molestar poco a poco, hasta que tienes una lesión crónica que cuesta más quitarla. Por esta razón, yo aconsejo a todos los pacientes acudir una vez cada mes y medio aunque no te duela.
—Pero no tenemos esa costumbre.
—No, para otras cosas sí. Hay gente que te compara con los masajistas. No tiene nada que ver, aunque gran parte de mi trabajo lo baso en la terapia manual, de hecho soy especialista como un doctor muy conocido en el mundo del atletismo, Hernán Silván. Es fundamental el trabajo manual, pero de ahí a ser masajista… No soy masajista ni soy una persona que sólo pone aparatos. En la Fisioterapia hay muchas técnicas y hay que buscar la más adecuada para cada paciente. Muchos de ellos son reacios a los crujidos, sobre todo en el cuello. Yo evito manipular el cuello a no ser que lo vea muy necesario. Aprendí la osteopatía estructural con Silván, él dice que principalmente hay que tratar el tejido blando para que ceda y si no termina de ir bien, aplicas otro método. Con las técnicas más agresivas hay que tener mucho cuidado.
—¿Se les atrofian las manos?
—Sí, jugando al fútbol tuve una rotura de ligamento con arrancamiento óseo en el dedo pulgar y cuando comencé a trabajar me daba unos pinchazos impresionantes… pero después se fortalecieron la musculatura y los tendones del dedo y se le quitó tensión al ligamento. Al trabajar utilizas mucho los pulgares y se resiente la articulación. Los fines de semana es recomendable ponerte un vendaje. Es curioso, porque he sido portero siempre y nunca he tenido el bíceps tonificado y ahora sí.
—¿Tiene alguna técnica novedosa?
—Sí, el método EPI, Electrólisis Percutánea Intratisular. Lo inventó un catalán que trabaja en la rehabilitación deportiva, en las Olimpiadas del 92 vio que muchos atletas tenían tendinitis crónicas. Él inventó un método con un bisturí eléctrico al que se le añade una aguja de acupuntura con corriente galvánica. En un tendón rotuliano, por ejemplo, que hay que introducirse por debajo de la rótula, es la mejor forma de llegar al punto exacto. Se introduce la aguja, das una descarga y se quema la zona eliminando lo que está provocando el dolor. Se va a poner muy de moda por la efectividad que tiene.
—¿Siempre está formándose?
—Sí, me gusta hacer cursos para estar al día de las novedades y tener la oportunidad de tratar con grandes profesionales. Hay que hacer cursos necesarios, no por tener diplomas. Yo siempre intento hacer un curso importante durante todo el año y luego algunos de fin de semana. Un fisioterapeuta que termine la carrera nunca acaba de aprender, siempre hay técnicas nuevas y casos nuevos. El que no haga cursos no sale adelante. La formación es fundamental.