Veranos acariciados por el oleaje azul del Mediterráneo

Texto: Diana Sánchez Perabá / Fotografías: Justi Muñoz
La sensualidad del Mediterráneo atrajo, una noche de luna llena, a Fernando Cámara y Loli de la Chica para embrujarlos de por vida. No pudieron hacer nada contra las corrientes marinas del mar que pusieron tan de moda los fenicios con sus rutas comerciales y que, ahora, es un potencial para el turismo de cruceros. Y Selene, aliada con Neptuno, los hechizó para hacerlos fieles a las intensas noches estivales  bañadas por las aguas. Así, como olas que se adentran y se expanden, el matrimonio vive durante el año en su casa de Bailén para salir, a finales de verano, hasta la costa.

    26 ago 2012 / 09:22 H.

      Es cuando el viento los llama, desde hace diez años que se casaron, para perseguir la fuerza que impregna el Mediterráneo en lugares como Grecia, Turquía, Italia, Egipto, pero también Mallorca y Málaga. Diferentes países, culturas e historias, pero bañados por el mismo mar. “El primer viaje que hicimos juntos fue de luna de miel. Entonces realizamos un minicrucero por Grecia y Turquía”, recuerda Loli de la Chica, quien comparte con su esposo Fernando Cámara que el país árabe les gustó más que el heleno. “En Grecia vimos muchas ruinas, pero no nos las explicaron bien; además, la comida no era muy buena”. La idea de conflicto asociada a Turquía provocaba en Fernando un recelo que limpió nada más pisar Estambul. “Conocimos a mucha gente durante ese viaje y descubrimos grandes monumentos, como, por ejemplo, la Basílica de Santa Sofía”, huella sin parangón de la grandeza de la arquitectura bizantina que llenó de orgullo a grandes imperios, entre ellos el de Constantinopla.
    De la belleza y el exotismo oriental a las joyitas que salpican el mar, Fernando y Loli pisaron tierra en verano para descubrir una Mallorca habitada por alemanes, ingleses y demás extranjeros. “Ese viaje nos lo regalaron en unos bonos que ofertaban con promociones. Cuando buscamos lugar para ir de vacaciones, las zonas más céntricas estaban ocupadas, por lo que acabamos en un hotel de Cala Millor, donde éramos los únicos que hablaban español”.
    Al año siguiente, la ola marina de los bailenenses los acompañó en un crucero por el Mediterráneo. En esta ocasión, Fortuna volvió a tocarlos con su gracia, pues fue un viaje que les tocó en el trabajo de Loli. “Además de los lugares maravillosos que vimos, lo pasamos genial durante los trayectos en el barco”.
    Aunque Paqui de la Chica ya visitó la península de la Bota en un viaje de estudios, su segunda incursión en tierras italianas, acompañada ya con Fernando Cámara, fue una gran ocasión para degustar el origen de uno de los imperios más poderosos de la historia. “Nos encantaron Florencia, Roma y Venecia..., ¡ah, qué romántica por la noche!”, exclama Paqui que mira, con un brillo cómplice, a su esposo.
    Embriagados por la magia del Mediterráneo, en 2009 los bailenenses emprendieron camino hacia Egipto. “Era mi mayor ilusión, siempre deseé ir a este país y conocer las pirámides”, indica Loli, quien apunta que desde el viaje de novios quiso ver la tierra de los faraones. “Lo que pasa es que a Fernando no le hacía gracia, porque pensaba que no era un país seguro”. Viajar lima prejuicios y en esta ocasión Cámara tuvo que volver a admitir que el verano de 2009 fue “impresionante”. Por su parte, su esposa no solo recreó su vista con cada una de las maravillas que sus ojos contemplaron, sino que alimentó su curiosidad por la historia y el arte. “Me gusta mucho: cuando estudié Magisterio y Empresariales, pero cuando pude me matriculé en una asignatura relacionada con el arte”. Pero no todo fueron gratos descubrimientos, ya que la joven confiesa que le decepcionó la gran distancia que tuvieron que recorrer en avioneta para llegar hasta las grandes pirámides. “Hacía mucho calor y el interior de las construcciones era muy estrecho”, manifiesta.
    Entre las diferencias culturales, el matrimonio descubrió que el machismo es una  gran brecha de desigualdad entre hombres y mujeres que conocieron en sus propias carnes. “Una noche estábamos con otras dos parejas en un casino de El Cairo. Los chicos se fueron a jugar a unas máquinas y las mujeres nos quedamos en una ruleta rusa. Éramos las únicas dentro del recinto. Cuál fue nuestra sorpresa cuando se acercaron unos hombres egipcios adonde estábamos nosotras y empezaron a darnos empujones en el cuerpo para apartarnos de allí”, explica Loli, que recuerda que se pusieron a discutir con ellos, aunque ninguno hablaba español y ellas, tampoco en su idioma. “Luego, nuestros maridos nos vieron, se acercaron a la ruleta y los otros se fueron. Son muy machistas”. No obstante, De la Chica se siente muy orgullosa de su capacidad para regatear. “Para los mercaderes es un honor que se les regatee los precios; de hecho, me compré una sortija de plata por tan solo doce euros”, indica. El lujo y la ostentación del país tampoco pasaron desapercibidas para la pareja: “Todo era enorme. Hasta la cama del hotel, que tenía unas dimensiones de tres por tres metros”.
    Fue el último gran desplazamiento en el que el salitre del Mediterráneo los acompañó, pero no el único. Y es que, en 2010, Fernando y Loli tuvieron a la pequeña María, que supuso un pequeño cambio en sus siguientes vacaciones. “Desde que nació la niña aprovechamos los descansos de verano para ir al apartamento de mis padres, en Fuengirola”, apunta la madre. Una visita a la Costa del Sol que le recuerda a su infancia, cuando veraneaba con su familia y que, ahora, repite con su niña. “El problema es que a María no le gustan ni la playa ni el agua y, al final, tenemos que quedarnos en el piso como si estuviéramos aquí, en Bailén. De todos modos, nos vienen muy bien esos días de relax”, se apresura a aclarar la madre, que espera su segundo retoño.
    Más lejana o más cercana, el caso es poder realizar una escapada que les permita cambiar de aires y, sobre todo, mantener el vínculo con el Mediterráneo, que los unió hace una década con la complicidad de la diosa de la Luna y del rey de los mares.

    Cómo saber a qué países conflictivos no se debe viajar


    Cada año, el Ministerio de Asuntos Exteriores publica una lista de destinos peligrosos. Si se tiene pensado viajar a alguno de ellos, es necesario extremar la cautela para evitar problemas y no sufrir sobresaltos. Este año, las protestas que se vivien en numerosos países árabes incrementan, de forma notable, los lugares en los que se considera necesario ser muy cuidadoso al máximo.
     
    1Si se tiene planeado ir de vacaciones al extranjero hay que saber que algunos países no se deben visitar, por ser peligrosos para el viajero. Hay naciones que se ven afectadas por guerras, epidemias o amenazas terroristas que deban ser evitadas por el turista.

    2Se puede acceder a una lista de destinos peligrosos no aptos para el turismo en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores. Se actualiza con frecuencia, por lo que no hay que extrañarse si cambia con el tiempo. Si se accede a cada país se verá un informe detallado: cuáles son las causas que lo convierten en un destino conflictivo y qué medidas de precaución se deben tomar si no hay más remedio que visitarlo.

    3Egipto, Jordania, Túnez o Bahréin son lugares a los que el Ministerio ha levantado el “veto”, pero se recomienda visitarlos con prudencia y permanecer lejos de las manifestaciones que todavía se convocan. Siria, Libia o Yemen, en cambio, se han convertido en destinos de alto riesgo, y se aconseja evitar cualquier viaje a ellos.

    4Los veintitres países que hay que evitar están situados, en su mayoría, en África y Oriente Próximo y envueltos en conflictos bélicos o con alto riesgo de sufrir atentados terroristas. Entre ellos se encuentran Afganistán, Arabia Saudí, Burkina Faso, Burundi, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Eritrea, Guinea Bissau, Haití, Irán, Irak, Liberia, Libia, Madagascar, Mauritania, Níger, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Siria, Somalia, Sudán y Yemen.

    5Japón requiere de una atención especial debido al accidente de la central de Fukushima, pero es un destino seguro, a excepción del área de ochenta kilómetros que circunda la central nuclear.

    6El Ministerio de Asuntos exteriores informa en su web del nivel de seguridad de unos doscientos países. Se puede consultar antes de decidir el destino de vacaciones. En la ficha de cada país también se detallan los documentos necesarios para el viaje, condiciones sanitarias, normas sobre divisas, teléfonos de emergencias y otra información de interés.

    7Se recomienda, además, llevar los teléfonos de embajadas y consulados españoles en el país de destino. En estas oficinas es posible expedir pasaportes por pérdida o robo, obtener asesoramiento legal y ayuda para contactar con algún miembro de la familia en caso de sufrir una incidencia grave. Por último, es necesario informarse de las vacunas que requiere cada destino, prestar atención a las leyes, creencias religiosas, costumbres y vestimenta locales para evitar malentendidos.