Ver, oír y callar
Tener la sensación de que esto es una tomadura de pelo pero sin sensación es como creer poder volar pero sin tener alas, basta solo tener imaginación para eso. Ver, oír y callar es la tónica de una palabra indefinida aún sin pronunciar que retumba al compás de ¡basta ya! Palabras de fácil comprensión, pero que no quieren ser escuchadas y que están cansadas de bailar al son de una música monótona, arrítmica y desvalorizada.
Con el correr del tiempo mucho y muchos dicen, pero poco se hace, y lo que se hace “¡ejem!”. ¿Eso es excusa? El que la incertidumbre se transforme en miedo no es sino la aversión natural a un riesgo inminente que amenaza con un desconcierto. Sería volver a empezar, y con la misma cantinela, pero con la sensación de un sobreesfuerzo inútil y perfectamente prescindible si se hubiera atendido, si al menos se hubiera escuchado, ¿es o no es una tomadura de pelo? ¡Y pensar que existen tantos pensamientos con voz y ninguno cae en acierto! Es “in-creible”.
Inmaculada Illescas