Vencer para despejar dudas
José R. Casado / Jaén
El Real Jaén afronta hoy un compromiso de enorme peligro para sus intereses. El desplazamiento al campo del colista invita a pensar en el triunfo, pero el Linense ofrece su mejor versión ante los favoritos. El objetivo es sumar la victoria seis jornadas después y aliviar las críticas surgidas tras el empate con el Écija.
El Real Jaén afronta hoy un compromiso de enorme peligro para sus intereses. El desplazamiento al campo del colista invita a pensar en el triunfo, pero el Linense ofrece su mejor versión ante los favoritos. El objetivo es sumar la victoria seis jornadas después y aliviar las críticas surgidas tras el empate con el Écija.
La afición del Real Jaén transmitió a los futbolistas sus primeros signos de impaciencia a la conclusión del choque con los astigitanos. El empate, tercero consecutivo en La Victoria, y la pobre imagen ofrecida sobre el campo generaron un mar de dudas entre los seguidores. La principal lectura que se extrajo en la reacción de la grada es que los jiennenses, que acumulan cinco encuentros sin ganar, con cuatro empates y una derrota, sobreviven en las alturas gracias a su espectacular arranque liguero. La realidad, sin embargo, aporta un hecho balsámico para el ánimo de los pesimistas. En plena pretemporada, sólo los más atrevidos hubieran apostado por contemplar al Real Jaén en la tercera plaza superado el primer ciclo de competición y cubiertos los “Alpes” de la categoría. Cierto que los números arrojan un descenso en la consecución de puntos en las últimas jornadas —sólo cuatro de quince posibles—, pero ni el Real Betis B (0-0), el Cádiz (0-0) o el Marbella (1-1) fueron capaces de doblegar al Real Jaén. Sólo el Poli Ejido evidenció cierta superioridad, que viró en congoja ante el empuje final de los blancos (2-1). Las dudas, no obstante, existen en el entorno jiennense, de ahí la trascendencia y el riesgo de la visita al colista. Un triunfo en la Línea de la Concepción puede servir de alivio, aunque un tropiezo se traducirá en mayor incertidumbre.
Terrazas, con toda la plantilla disponible, puede optar por realizar cambios en su búsqueda del juego que maravilló en el comienzo de Liga. Ni Javi Moyano ni Álex García, novedades en la pasada jornada, mejoraron las prestaciones de los relegados Galdós y Calderón. Solabarrieta, principal centro de las críticas del público, atraviesa un momento delicado y su encuentro con el banquillo está cada vez más próximo. Se intuyen cambios, pero Terrazas no se caracteriza por enseñar sus cartas.
Hoy, al estado de ansiedad del equipo se añade la compleja naturaleza del rival. El Linense, último clasificado, aglutina la urgencia del colista y el peso de un histórico. El cuadro gibraltareño, un clásico del fútbol español, pretende exprimir hasta el final su regreso a Segunda B después de seis años en el purgatorio. Con sólo una victoria en el presente ejercicio, el cuadro blanquinegro muestra ligeros síntomas de reacción desde la llegada de Gabriel Navarro, “Baby”, que suplió en el cargo a José Luis Burgueña. Tras el cambio de técnico, el equipo ganó en espíritu y confianza, hasta el punto de asustar al Cádiz (2-2) en su estadio e inquietar al Poli Ejido el pasado fin de semana (2-2). A su dignidad en el campo se suma la calidad de una plantilla cuyo trato al balón dejó huella en su visita a La Victoria (3-2), lo que sugiere que el potencial de La Balona no se corresponde con su posición clasificatoria. A ocho puntos de la salvación, el Linense necesita ganar en regularidad, sobre todo, en el Municipal de La Línea, un estadio de bellos recuerdos para el Real Jaén. Allí sembró la semilla de su último ascenso, con una victoria (0-3) que selló su clasificación para la liguilla. Todo un presagio que anima a soñar con un futuro mejor.