Velocidad en miniatura en una carrera real

INMACULADA ESPINILLA
Video.- Coches, competición, velocidad, tiempos, adelantamientos, salidas de pista, choques... Podrían ser los ingredientes de una carrera de Fórmula 1, sin embargo, Vetel, Alonso y Hamilton no son los protagonistas del slot. Sí, se trata de competir, de mejorar los vehículos y sacarles el mayor rendimiento, pero, esta vez, en miniatura. A los que no les suene esta palabra, slot, seguro que no tienen dudas con el término Scalextric. Son lo mismo, pero el segundo es una marca comercial.

    22 ene 2012 / 11:38 H.

    Durante años, niños de diferentes generaciones, pedían a los Reyes Magos que les trajesen uno. Muchos lo consiguieron y, después de jugar durante días o semanas, sus padres se daban cuenta de que ocupaba demasiado espacio y el circuito se recogía para volverlo a montar en ocasiones especiales. Así se perdía la ilusión de niños que veían cómo su “súperjuguete” se quedaba encerrado en un armario.
    2005 fue el año en el que se abrió una nueva puerta a la esperanza, ya que un grupo de aficionados se unió para crear  el Club Slot Jaén. Su local se encuentra en la calle Huerta Baja, en el barrio de La Alcantarilla, y, con mucho esfuerzo por parte de sus socios, se ha conseguido una infraestructura capaz de albergar pruebas del Campeonato de España.
    En trescientos metros cuadrados se concentran una pista de velocidad de seis carriles y treinta metros de cuerda, otra de slot digital (lo último en la tecnología, ya que se podría identificar con el panel de una carrera de Fórmula 1) y 42 metros de cuerda, cuatro pistas de rally y otra de raid —es un circuito parecido al París-Dakar, con muchos baches y es desigual—. Estas instalaciones son posible gracias a los 22 euros de cuota mensuales que pagan los casi cuarenta socios del Club Slot Jaén.


    La sede soluciona los problemas de espacio que suelen tener los aficionados al slot, ya que allí encuentran todo lo necesario y mucho espacio para correr. De hecho, cuenta con taquillas donde cada uno de sus miembros puede guardar todo lo necesario para jugar  y preparar un coche.
    Aunque, en un principio, se trata de una afición barata para empezar, ya que un coche puede costar entre 35 y 40 euros y el mando, unos 25, lo cierto es que si lo que se quiere es competir, la inversión aumenta y, con las mejoras, el dinero empleado puede rondar los 140 o 150 euros. Y es que, como en cualquier competición “de verdad”, el coche es totalmente diferente al que viene de serie. Entre otros, se les cambian la llanta, el eje, las coronas, se les aligera el peso... En definitiva, como dicen algunos de los socios, “se les hace de todo”.


    Aun así, fuera de las especificaciones técnicas, lo importante de este colectivo es la pasión y el empeño que ponen en todo lo que hacen. Tienen ilusión y ganas de abrirse a la sociedad jiennense. Por este motivo, recalcan que no es un club cerrado, sino que todo el que quiera puede formar parte. Solo tiene que pasarse por la sede y preguntar. El mejor día es el jueves por la tarde, que es cuando se juntan para compartir y “echar un rato de carrera”. A veces, también se reúnen los domingos. Todos los socios tienen llave del local para cuando quieran ir. El perfil de los miembros es muy variado, desde niños —que deben ir acompañados por un adulto— hasta personas mayores. El reto es conseguir más adeptos entre la población femenina.
    Para lograr ese acercamiento a la ciudad, se  organizan varias actividades al año. En el mes de diciembre, se celebró la III edición de la Carrera Infantil de Navidad, a la que asistió un buen número de niños ilusionados por comprobar su destreza. En marzo, tendrá lugar el sexto Open Digital Ciudad de Jaén y, aproximadamente, en el mes de septiembre, llegará una prueba del Campeonato de Andalucía puntuable para el nacional. En definitiva, si quiere sentir lo que es la velocidad y la competición, no falte a la cita de los jueves en el Club Slot Jaén.

    Una historia que arrancó en los años 50

    Para conocer los orígenes del slot hay que remontarse a comienzos de la década de los cincuenta, concretamente fue en el año 1952. El lugar, Inglaterra. La firma Minimodels —fabricante de juguetes— se dedicaba a reproducir a escala diferentes objetos, como por ejemplo, máquinas de escribir. De ahí surgió la idea de hacer lo mismo con los coches de competición. Y, según se explica en la página web, www.ronda.net, se decidió poner un nombre a la gama. Los coches no se reproducían siempre en la misma escala, por lo que se los llamó “Scalex” —unión de “scale” y “x”—.
    Por su parte, Fred Francis, dueño de Minimodels, apostó por instalar motores en los coches. Primero se componían de un mecanismo de cuerda que se “cargaba” dándole vueltas a las ruedas traseras. Pero el éxito del juguete hizo que se diesen nuevos pasos para mejorar el modelo. Se los dotó con motores eléctricos que eran fabricados por Tri-Ang. A partir de ese momento, los Scalex pasaron a llamarse Scalextrix.
     El siguiente paso fue crear una pista que tenía una guía de contacto. La palabra inglesa para denominar a los carriles es “slot”. Las primeras pistas fueron de goma, pero pronto se pasó al plástico para evitar su deformación.
    A pesar de que todo parecía ir viento en popa, la empresa Minimodels entró en crisis y la patente y la marca fueron vendidas a Tri-ang. Esta firma le dio un nuevo impulso a la marca, en los años sesenta, al llegar a acuerdos con empresas de otros países para la fabricación y distribución del producto, entre ellas, Meccano para Francia, Exin para España y Mrrc para la zona del Pacífico.
    De la misma manera, fueron evolucionando las piezas, como los pulsadores, y también aparecieron todo tipo de accesorios para las pistas, como puentes y vallas. Las empresas encargadas de su distribución tenían libertad para fabricar sus propios modelos. En España, salió el tradicional Seat 600.
    Sin embargo, las sombra de las dificultades económicas volvía a planear sobre los juguetes. En 1992 Tri-ang sufrió problemas y, con ellos, arrastró a todas sus subsidiarias. Exin desapareció en España y Mrrc decidió dedicarse solo a la fabricación y distribución de coches con la ayuda de su socio Airfix. Con esta situación, la empresa Horny Hobbies se hizo cargo de Tri-ang en Inglaterra y de Meccano. Tyco, por su parte, adquirió la subsidiaria de Estados Unidos y la española Exin.
    El caso de España es curioso porque Exin registró la marca Scalextric, por lo que Horny Hobbies no puede exportar sus coches a este país con ese nombre. Así, los que distribuye en España lo hacen con el nombre de “Súperslot”