26 dic 2008 / 23:00 H.
En plena celebración consumista de la Navidad, pese a la crisis económica y financiera, recordemos que hay 22 países en el mundo que se desangran a diario en luchas fratricidas y guerras civiles. Veintidós países en guerra y que con 39 conflictos bélicos en distintas regiones, avalan trágicamente que las disputas étnicas, religiosas y económicas son aún hoy motivo de muerte entre hermanos, eso sí lejos de Occidente, que se libra de los enfrentamientos, pero arma a los contendientes, en un juego macabro e hipócrita de una sociedad que busca el dinero y el placer del enriquecimiento sin ética alguna. El Instituto Heidelberg, en su informe anual sobre las disputas internacionales, revela que las guerras y los enfrentamientos más espeluznantes se han agravado durante 2008, concentrados en 22 países. En guerra declarada están en Sudán, en Somalia, en Irak, en Georgia, en Pakistán, en Turquía, en Afganistán, en Chad y en Sri Lanka, aunque los conflictos armados, de intensidad severa, según el mencionado informe, no escapan a países como México, Colombia, Nigeria, Rusia, Irán, Tailandia, Filipinas, Yemen, Burundi, Congo, India, Líbano e Israel. Guerras y conflictos armados de distinto signo y de muy distinta duración, que tienen al mundo en vilo, aunque a veces sólo Oriente Medio y el enfrentamiento entre israelíes y palestinos sea capaz de despertar la atención de los políticos y los periodistas. Porque otros, como el de Sudán, que se eterniza y no hay atisbo de solución, ha supuesto en 2008, además de un número incontrolado de víctimas mortales, 300.000 nuevos refugiados, que se vienen a sumar a los 2.400.000 contabilizados por Naciones Unidas desde 2003. Aunque suena a lavado de conciencia, Occidente debe reflexionar permanentemente sobre lo que ocurre y se hace en estos países del otro mundo y ahora, de forma especial, porque es Navidad y nosotros sí disfrutamos de nuestros seres queridos.