Vecinos exigen el desalojo del inquilino de una vivienda

Un conflicto, dos versiones. Propietarios de viviendas en la parte inferior de la calle Camino Nuevo quieren que se vaya el inquilino de la planta inferior de una casa. Justifican su petición de desalojo en que, según ellos, el hombre, un chatarrero, acumula la chatarra en el inmueble, lo que, según ellos, propicia la aparición de un foco de insalubridad y de roedores, pese a que admiten que, en los últimos meses, se ha pintado la fachada. El colectivo reclama al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto. El alcalde, Carlos Hinojosa, explica que no tiene conocimiento del conflicto y que nadie se ha dirigido a él aún.

27 jun 2014 / 22:00 H.


Por su parte, la familia arrendadora emprendió un pleito para lograr el desalojo, un proceso por el que hace más de un año se celebró un juicio y todavía está a la espera de la sentencia.
El dueño de uno de los pisos, José Jiménez, insta al Ayuntamiento a que los auxilie, igual que ellos lo ayudan a él con su voto, para que pongan al ciudadano en cuestión “en el sitio que le corresponden”. Jiménez culpa al inquilino de  una inundación en su vivienda y asegura que cuenta con otras casas en Alcalá en las que puede vivir.  
Sospecha que el interés de la persona que usa el bajo desde hace años es marcharse solo si consigue una compensación económica. Todos los vecinos aseveran que el hombre no vive allí sino que se limita a guardar chatarra.
defensa. La postura del arrendatario, José María Pérez, es diametralmente opuesta a la de los propietarios. Se niega en redondo a salir y considera que estos están “confabulados” en su contra y niega de manera tajante que almacene chatarra o que existan roedores. Precisa  al respecto que solamente tiene enseres que utiliza en su vida cotidiana.
En su opinión, detrás de la actitud de los propietarios de inmuebles hay un interés “especulativo”, con el fin de “sacar tajada”. El inquilino señala que técnicos municipales certificaron que todo está en regla. Con esto se refiere a la circunstancia de que ni José Jiménez ni la familia Roldán vivan en los pisos contiguos al que él alquiló hace décadas, arrendamiento que paga “religiosamente”. Por otra parte, sostiene que si lo obligan a abandonar la vivienda se cometerá un desahucio, ya que él está empadronado en esa casa y “técnicamente vive allí”, a pesar de que de forma temporal —puntualiza— reside en El Coto, porque necesita que su familia lo cuide dado que sufre una grave enfermedad. En relación con la avería de agua en el piso de José Jiménez, Pérez recalca que él no tiene “arte ni parte”, ya que la rotura se debió al mal estado de la tubería, que es de la incumbencia de los propietarios.
Pérez tomó el alquiler hace alrededor de cuarenta años. Se trata de un arrendamiento sin contrato por el que paga nueve euros al mes, según sus palabras.