Vecinos del Bulevar denuncian el ruido de los camiones de basura

Los vecinos de una comunidad de propietarios del Bulevar están hartos de convivir con el ruido, los malos olores y la suciedad. La causa, afirman, está en la utilización de un bajo comercial del edificio en el que viven por parte de la empresa municipal de limpieza.

    21 nov 2011 / 12:06 H.

    Dice la Organización Mundial de la Salud que la contaminación acústica es uno de los males más silenciosos que afectan a la humanidad. Una persona que sufra, de manera continuada, la exposición a un ruido que la perturbe puede sufrir estrés, depresión y hasta una muerte prematura.
    En la comunidad de propietarios Parque Bulevar, situada al final del Paseo de España, son muy conscientes de ello, porque viven con este problema. El origen: la utilización de un bajo comercial como “base de operaciones” por parte de los trabajadores de FCC, empresa concesionaria del servicio municipal de limpieza; es decir, que tanto basureros como barrenderos utilizan las instalaciones para cambiarse de ropa o guardar sus equipos de trabajo. Además, a solo unos metros de distancia, los camiones de la basura recogen a los empleados al principio de cada turno. El resultado de este tránsito, según los vecinos, es claro: ruido, malos olores y suciedad en las inmediaciones de sus portales.
    La situación comenzó hace ya cerca de dos años, cuenta uno de los residentes, M. A. M. La Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA), propietaria del bloque, cedió el uso de uno de los bajos comerciales al Ayuntamiento, y este, a su vez, a FCC. Enseguida, la comunidad de residentes puso el grito en el cielo y envió varios escritos para pedir información tanto a la empresa como a EPSA. En uno fechado en julio de 2010 hablan del “continuo mal olor” que dejan los vehículos de carga de basura y de los ruidos que ocasionan durante la noche “en horario de descanso”, que consideran “insoportable”. Además, critican que los empleados de FCC aparcan sus vehículos dentro de los soportales del bloque, que son “privados”.
    “Una vez, incluso, dejaron una moto tan cerca del portal que una vecina con problemas de movilidad tuvo que esperar a que llegara otra persona para poder entrar en su casa”, explica uno de los afectados del inmueble.
    En otro escrito, del mismo mes y año, solicitan a la gerencia provincial de EPSA “copia de los permisos, licencias y autorizaciones” necesarios para que FCC realice su actividad en locales de fin comercial. Ya en septiembre de 2010 incrementan su nivel de “enfado” con FCC: “No pueden hacerse una idea de las molestias ocasionadas y del perjuicio que están ocasionando a tantas familias”, expresa el secretario de la comunidad Parque Bulevar en el escrito, donde avisa de que los vecinos se reservan el derecho de “tomar medidas legales”.
    Un año y medio después, y con cambio de gobierno municipal incluido, la situación permanece igual. No han recibido contestación ni de EPSA ni de FCC a sus escritos, pero tampoco del Ayuntamiento. El pasado 31 de enero de 2011 pedían a la Administración local que verificara la suciedad, ruido y malos olores que ellos denuncian desde hace años. Tampoco han obtenido respuesta, ni por parte del PSOE ni del PP. “Hablé con Miguel Ángel García Anguita cuando estaba en la oposición y me dijo que lo solucionaría”, dice M. A. M. “Eso fue antes de las elecciones, ahora no quiere saber nada”, añade.
    Este periódico trató de ponerse en contacto tanto con el Ayuntamiento como con responsables de FCC, sin éxito.

    “Tuve que llevar a mi hija al médico porque no podía dormir, y en verano la mandé a casa de mi madre”
    El caso de Carmen es uno de los más acuciantes, y no es de extrañar. Su domicilio está en la primera planta del edificio cuyo bajo comercial usa FCC.
    Pero, además, todas las ventanas de su piso dan al Paseo de España, con lo que no podría estar más cerca del local.
    El resultado: ruido a cualquier hora de la noche, malos olores y suciedad. Estos factores han llegado a perjudicar la salud de su familia, como explica Carmen: “Tengo a la niña fatal, que no puede dormir, que ha perdido muchas horas de sueño, que se despierta con los camiones y luego ya no puede conciliar el sueño”, lamenta. “Y eso un día tras otro, no puede concentrarse para estudiar ni siquiera”, explica la madre.
    La familia de Carmen lleva varios años en el inmueble, así que sufren el tránsito de camiones de la basura y de los trabajadores de la limpieza desde el comienzo de su “mudanza”, hace ya cerca de dos años. “Al final he tenido que llevar a mi hija al médico porque no podía dormir”, declara la progenitora, que informa de que la situación, ya de por sí incómoda, se vuelve casi insostenible en verano. ¿La razón? El calor obliga a mantener las ventanas abiertas para que las corrientes refresquen el ambiente, pero toda cara tiene su cruz: en este caso, además del “aire” entran los malos olores y los ruidos. “Oyes los gritos, las conversaciones, cómo sacan los carritos de los barrenderos como si estuvieran en mi propia casa”, describe Carmen, que solo encontró una solución para el periodo estival. “Mandé a mi hija a casa de mi madre para que, así, pudiera descansar y relajarse”, dice. “La empresa tiene que comprender que tenemos el derecho a dormir y descansar, porque tenemos que madrugar”, asegura Carmen. “Mi marido ha tenido que discutir con varios empleados porque, si te quejas por algo, te responden de malas maneras”, añade. “Han llegado a meterse hasta dentro del portal, y he pensado varias veces en llamar a la Policía”.