Varapalo policial y medidas políticas contra la impunidad de ETA
La detención de los tres responsables del aparato logístico de ETA en Francia ha permitido, hasta el momento, el hallazgo de diez zulos. El último, encontrado ayer en la localidad francesa de Pardailhan, tenía escondidos 209 kilos de nitrato de amonio, un componente que los terroristas utilizan para fabricar amonal, explosivo con el que la banda prepara sus últimos atentados.
Un duro golpe policial a estos especialistas encargados de suministrar explosivos a los distintos comandos operativos de la banda. En este sentido, y a pesar de las buenas noticias que suponen las detenciones y la incautación de material destinado a producir más dolor, fuentes antiterroristas recuerdan que ETA tiene capacidad para un atentado inminente gracias a los dos comandos activos y no fichados que, presumiblemente, tienen operatividad en España. Uno sería el comando Vizcaya, al que se le atribuye el atentado en la casa cuartel de Burgos, y otro que sería el responsable de la cadena de atentados en Mallorca. Mas, junto a la presión policial que tan buenos resultados da en colaboración con la Gendarmería francesa, también eran necesarias otro tipo de medidas para acabar con el enaltecimiento constante de los verdugos en las calles del País Vasco. Una tortura para víctimas y demócratas a la que la sociedad vasca se había acostumbrado por demérito político. Por tal motivo, y cuando se cumplen los cien primeros días en el gobierno del lehendakari, Patxi López, la decisión de acabar con esta impunidad y retirar retratos y prohibir marchas proetarras es un logro social. Aunque siempre habrá voces más permisivas con ETA y su entorno, como la del portavoz del PNV, Joseba Egibar, que califica esta acción de “juego de verano”. No es de extrañar en un político y su partido que siempre dieron por buena la falsa normalidad de amparar al entorno terrorista.