Van Rompuy pide aumentar la dotación del fondo de rescate

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha propuesto  este martes aumentar por encima de los 500.000 millones de euros la  dotación del fondo de rescate para países endeudados con el objetivo  de garantizar que tenga recursos suficientes en caso de que Italia y  España necesiten ayuda y frenar así el contagio de la crisis.

    06 dic 2011 / 17:07 H.

    Este aumento se lograría combinando la potencia del actual fondo  temporal y la del mecanismo de rescate permanente, cuya entrada en  vigor se adelantará de 2013 a 2012, y revisando la cláusula que  limita a 500.000 millones de euros el tope de recursos disponibles. La idea figura en el documento de propuestas elaborado por Van  Rompuy para combatir la crisis de deuda de cara a la cumbre del 8 y 9  de diciembre, que ya se ha remitido a todas las capitales y al que ha  tenido acceso Europa Press.  El presidente del Consejo Europeo pide un nuevo "pacto fiscal"  para restaurar la confianza de los mercados en la eurozona, usando el  mismo lenguaje que el presidente del Banco Central Europeo (BCE),  Mario Draghi. Draghi sugirió la semana pasada que si los líderes  europeos aprueban este pacto, el BCE aumentará su compra de bonos de  países con problemas como España o Italia. En el catálogo de respuestas inmediatas a la crisis, Van Rompuy  propone que el fondo permanente pueda recapitalizar bancos de forma  directa y no a través de ayudas a los países; y que la decisión de  activarlo se tome por mayoría cualificada y no por unanimidad como  estaba previsto. Además, se otorgará al mecanismo permanente licencia para  convertirse en una institución de crédito, lo que le permitiría  acceder a financiación del BCE como cualquier otra entidad y  multiplicar así su potencia de actuación mediante el apalancamiento.  Esta idea había sido defendida por Francia pero Alemania la  rechazaba. Ahora se recupera tras el fracaso para apalancar el fondo  actual hasta 1 billón de euros. Van Rompuy quiere también que los líderes europeos dejen claro que  el caso de Grecia -a cuya deuda se ha aplicado una quita del 50%- es  "único" y "excepcional" y que en el futuro no se pedirá a la banca  que asuma pérdidas sobre los bonos de los países de la eurozona o  sólo se hará siguiendo los criterios del Fondo Monetario  Internacional (FMI). Este compromiso, anunciado ya por el presidente  francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se  considera "clave para restaurar la confianza de los mercados". El presidente del Consejo Europeo reclama de nuevo aumentar los  recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante préstamos  bilaterales para que pueda colaborar en la resolución de la crisis de  deuda. Para lograr el "pacto fiscal" que reclama el BCE, Van Rompuy  propone dos alternativas. La primera se basa en la reforma de un  protocolo del Tratado y podría aprobarse rápidamente por unanimidad  de los líderes europeos, sin necesitar ratificación en todos los  Estados miembros. En esta reforma acelerada se incluiría la obligación de los  Estados miembros de alcanzar el déficit cero en un plazo que tendría  que definir la Comisión (Francia ha propuesto que sea en 2016); y de  introducir en sus Constituciones una 'regla de oro' que consagre el  equilibrio presupuestario, como ha hecho España. Al Tribunal de  Justicia de Luxemburgo se le darían nuevas competencias para  controlar que las 'reglas de oro' nacionales se ajusten a lo que  exige la UE. La segunda alternativa que plantea el presidente del Consejo  Europeo es una reforma en profundidad de los Tratados, que sí  exigiría ratificación y tardaría varios años en completarse. Con esta  reforma se podrían introducir sanciones automáticas a los países  endeudados, como exigen Merkel y Sarkozy, y dar  nuevos poderes a la  UE para pedir cambios en los presupuestos nacionales de los países  con problemas. Como contrapartida a esta mayor disciplina fiscal, Van Rompuy abre  la puerta a una emisión conjunta de la deuda por parte de los países  de la eurozona "a largo plazo", en varias fases y cumpliendo  determinados criterios, algo que rechazan Berlín y París. También  propone que la eurozona avance hacia una mayor convergencia en  materia de mercado laboral, pensiones e impuestos mediante una  "cooperación reforzada".