Vamos a cerrar colegios y hospitales, tralará

Incapacidad manifiesta. Aquí en Andalucía queremos acabar con el déficit cerrando hospitales y colegios. Brillante solución de mentes preclaras y lúcidas donde las haya. Sí, esa es la salida que anunciaba el presidente José Antonio Griñán esta semana para cumplir con las directrices marcadas por el Gobierno en los Presupuestos de 2013, con un derroche de demagogia que hasta para ser agosto es demasiado teatro.

    05 ago 2012 / 10:26 H.

    Con el objetivo de déficit impuesto a las comunidades y el techo de endeudamiento, dice que Andalucía se verá obligada a desmantelar su cobertura sanitaria y el sistema educativo tal y como se conoce hoy en día. Y dos días después viene Francisco Reyes, nuestro secretario general de los socialistas, para machacar en la brillante idea: habrá que cerrar 180 colegios de Infantil y Primaria y despedir a 6.000 trabajadores jiennenses de la sanidad y la educación. Lo dijo en un comunicado, porque en rueda de prensa no habría podido sostener la mirada, seguro. Así no se gestiona, hombre, asustando a los más crédulos con que viene el lobo y que el papá Estado me tiene manía. Los niños de colegio tienen más imaginación para salir de los atolladeros que nuestros dirigentes para gestionar la crisis. Eficiencia, simplemente. Y si no saben hacerlo mejor, que dejen paso y hagan lo que solo hacen los valientes. Dimitir. Pero, eso sí que es ciencia ficción.

    ¿A dónde van los que se van? “Nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar”, dijo el poeta Jorge Manrique. Pero, ¿a dónde van los delegados cuando dejan ya de serlo? Es evidente que a sellar la cartilla del paro, no. Pedir cita, hacer tu correspondiente cola, en fin, esas tristes cosas por las que han pasado cinco millones de personas no les van a suceder a los políticos. Qué buena profesión, señores. 

    Descalabro olímpico. El atleta Sebastián Martos vuela hoy de vuelta a España desde Londres sin haber podido cumplir el sueño que lo llevó allí: competir en los 3.000 metros obstáculos. Nunca sabremos si habría triunfado, pero sí es fácil imaginar que habría dejado el pabellón más alto que Ángel Mullera, que terminó undécimo después de una carrera para olvidar. A nuestro Sebastián le queda mucha juventud para superarlo y, además, con el orgullo de llevar en sus venas sangre de Huelma, como su medio paisana  Mireia Belmonte, con su histórica doble medalla de plata.
    Juana González Cerezo. Sección "40 grados"