VALORES HUMANOS.- Intensas miradas en un lugar donde los ojos no ven

Durante la Guerra Civil el Estado ofreció a la asociación que, por aquel entonces, coordinaba a las personas invidentes de España una pensión vitalicia de seis pesetas diarias. Era el sistema que hoy impera en prácticamente toda Europa y en  medio mundo. Sin embargo, aquí se rechazó. Querían un puesto de trabajo. Deseaban sentirse útiles y de ningún modo estaban dispuestos a ser apartados de la sociedad. Gracias a su determinación sembraron la semilla de la Organización Nacional de Ciegos Españoles, la ONCE. El 13 de diciembre de 1938 nació el colectivo como tal, con sus treinta y tres sedes, entre ellas la de Jaén. Desde aquel momento, año tras año y década tras década, no ha dejado de crecer y de prestar un servicio en ocasiones invisible, pero esencial. Porque ellos son los que llevan la luz allí donde los ojos no ven.

    22 feb 2014 / 23:00 H.

    En plena posguerra cada delegación contaba con su propio sorteo y una estructura muy independiente. Con el paso del tiempo las sucursales se han mantenido, pero adaptándose a las nuevas eras. La última remodelación se hizo recientemente, de manera que la sede jiennense se encuadra dentro de la dirección de zona de Granada, que engloba a Almería también. No es una decisión baladí, ni mucho menos. Se ha conseguido evitar, de esta manera, engrosar las listas de empleo y luchar por mantener los puestos de trabajo. Y es que no hay que perder de vista nunca que, en plena recesión económica y con una caída importante de las ventas, la ONCE no ha dejado de prestar ninguno de sus servicios, gratuitos, y es un gran motor del mercado laboral. Por su tesón, su altruismo, su colaboración, su papel dinamizador y, sobre todo, por embellecer miradas en el corazón, la ONCE Jaén recibe el reconocimiento de Jiennense del Año en Valores Humanos.
    En la delegación central, en la emblemática e histórica calle Mesa, sus cuarenta trabajadores no pueden esconder la emoción. Tras cerrar un 2013 de celebraciones, con motivo de su setenta y cinco aniversario, encaran 2014 con el mejor de los premios, el que les llega de manos de la sociedad de Jaén. Ellos forman parte de un engranaje que nunca se detiene y que tiene tres pilares básicos. El primero es el área de juego propiamente dicha.  Sus empleados se encargan de coordinar a los más de doscientos ochenta vendedores. Están pendientes de que tengan todo lo que necesitan a cualquier hora del día. El segundo bloque es el que gestiona, directamente, los recursos que genera la ONCE, tanto de personal como presupuestarios. Y el tercer pilar es del servicios sociales, un departamento que atiende a sus más de mil afiliados. Aparte de la educación, gran piedra angular de la organización, la delegación jiennense cuenta con dos trabajadores que se encargan de atender a la persona que pierde la visión desde el momento en que pone los pies en la sede. Son piezas fundamentales, son los lazarillos que alumbran el sendero de quienes, en la mayoría de las ocasiones, acuden hundidos. Solo hacen falta seis meses para que lo que era tristezas y agobios se convierta en ganas de vivir y de estar totalmente integrados.
    Hasta aquí unas básicas pinceladas para entender por qué la ONCE es un modelo que imitar en todo el mundo, hasta el punto de que ministros y jefes de Estado han viajado a España para estudiar su funcionamiento y exportarlo. Las claves del éxito son dos: la unidad de todos sus miembros y la independencia que ofrece no recibir dinero ni depender de administración alguna. Esperanza Calzado Moral