VALDERRAMA. Amor y respeto a una tierra

M. J. Velasco / Jaén
El cariño a la provincia de Jaén fue la nota dominante del concierto que Juan Valderrama ofreció en el Nuevo Teatro Infanta Leonor, en el que colaboró el tocaor Daniel Casares. Fue una comparecencia emotiva en la que no faltaron homenajes para el padre del artista.

    06 jun 2010 / 08:42 H.

    Juan Valderrama ofreció un emotivo concierto en el Nuevo Teatro Infanta Leonor en el que contó con la colaboración especial del tocaor Daniel Casares. Al comenzar el espectáculo, un único foco iluminó una silla solitaria que fue ocupada por el guitarrista. Después de sus primeros compases, el cantaor salió a escena para comenzar su comparecencia con Te recuerdo Amanda, versión de una de las obras más conocidas de Víctor Jara.  Al concluir dio la bienvenida al respetable a su concierto y comentó que, al ver en las señales de la carretera el nombre de Torredelcampo se emocionó y a punto estuvieron de aparecer lágrimas en su rostro sobre las tablas, pero un caluroso aplauso animó al artista, que aseguró sentirse torrecampeño y “jaenero”. “Por eso, para mí, tocar aquí hoy es más importante que actuar en el Madison Square Garden”, aseguró.
    Continuó con una adaptación del poema Se alza una rosa, cuando se lució especialmente con el poderío de su voz y su capacidad para compaginar todos los agudos y graves en una sola interpretación. Al acabar entró el resto de los músicos acompañantes. Entonces no dudó en ofrecer una composición propia incluida en su primer disco dedicada a la memoria de Juanito Valderrama, Canción para mi padre.  Volver, Envidia y No te maldigo fueron las siguientes canciones, que sirvieron de prólogo para su interpretación de Pena, penita, pena, en la que derrochó todo su talento y a la que le aportó un aire propio que desató un agradecido aplauso del respetable.
    Mañana, Guitarra mía, Pena mora y Mala hierba sirvieron para completar el repertorio hasta que llegó el gran momento de Casares, un magistral solo que fue realzado por la proyección de una sobra chinesca que representaba a una bailaora. Después, Juan Valderrama volvió al escenario para hacer un emotivo guiño a la capital, ya que, durante su interpretación de Horas bajas, se pudieron ver imágenes de la Catedral de Jaén, que en su versión de estudio contó con el sonido del órgano del templo.Continuó con Curro el palmo y Mira que dolor, que fueron la antesala de otro de los momentos más emocionantes de la velada ya que, en Romance de los gitanos, la imagen de Juanito Valderrama se pudo ver en elmNuevo Teatro Infanta Leonor y los asistentes volvieron a demostrar su admiración y respeto por el padre y el hijo con aplausos. Ahora te toca a ti puso el broche de oro al concierto, aunque la complicidad con el público hizo que, como bis, interpretase El emigrante. El cantante, en todo momento, se mostró emocionado de poder ofrecer su arte en “la tierra de los Valderrama”.