37.000 ciclomotores 'pasan' de la ITV en la provincia y se arriesgan a recibir una multa
Más de 37.000 jiennenses no han llevado sus ciclomotores a la revisión obligatoria de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). La cifra supone casi el 80 por ciento del total parque de estos automóviles de dos ruedas existente en la provincia. La Junta hace una llamada de alerta.

Y no es para menos. Las estadísticas de la Dirección General de Tráfico reflejan que buena parte de los accidentes de tráfico en los que se ven envueltos los ciclomotores se deben a los excesos de velocidad. En teoría, estos vehículos, que tienen un motor de 49 centímetros cúbicos, están diseñados para no sobrepasar los 60 kilómetros por hora. Sin embargo, en muchas ocasiones, sus propietarios echan mano de los “trucajes”. De hecho, algunos de estos ciclomotores pueden alcanzar, incluso, los 100 kilómetros por hora. A eso hay que añadir la contaminación ambiental y el infernal ruido que originan estos vehículos cuando no cumplen la normativa.
Por todas estas razones, la Junta de Andalucía estableció, en octubre 2007, la obligación de que todos los automóviles de dos ruedas pasaran la ITV. No obstante, sólo han acudido a las instalaciones de Veiasa, la empresa concesionaria, 9.780 ciclomotores desde entonces: “La cifra es bajísima”, asegura el delegado de Innovación, Manuel Gabriel Pérez, que ayer asistió a unas jornadas de carácter técnico destinadas a agentes de la Guardia Civil y de las distintas policías locales.
De hecho, el porcentaje apenas alcanza el 20 por ciento. En Jaén, hay 49.102 ciclomotores, de los que 47.033 están obligados a ser revisados. Apenas han ido 10.000. Y eso que se arriesgan a importantes sanciones económicas si es que un agente de la autoridad les da el alto. No tener en regla los papeles de la ITV puede suponer sanciones que oscilan entre los 60 y los 300 euros.
Hay que recordar que deben ser revisados todos los ciclomotores con más de tres años de antigüedad. Las revisiones se realizan cada dos años, según explicó el gerente de Veiasa, Manuel Ruiz, durante el curso formativo.
El exceso de velocidad, el primer motivo del rechazo
Otro de los datos expuestos en las jornadas es que uno de cada tres ciclomotores que acuden a la Inspección Técnica de Vehículos es rechazado. Es decir, los expertos de Veiasa detectan irregularidades o deficiencias que los propietarios deben corregir. De lo contrario, sus automóviles de dos ruedas no tienen permiso para circular. La cifra es también altísima. La principal causa de rechazo es que el ciclomotor está “trucado” para correr a más velocidad para la que fue diseñado. “Nosotros ponemos la moto en un rodillo y decimos a su propietario que la acelere a fondo. Si pasa de 67 kilómetros por hora, no supera la ITV y es rechazada”, asegura Fernando Eguiagaray, de las instalaciones de Veiasa de Beas de Segura.
Los expertos también detectan otras irregularidades en el alumbrado y en la señalización, que son las dos siguientes causas de rechazo. En los últimos tiempos está ganando terreno el “tunning”, aunque en ciclomotores aún es una práctica reducida.