Uno de cada cinco juicios previstos se tiene que suspender


Uno de cada cinco juicios penales previstos en la provincia acaba suspendido. Aplazamientos que contribuyen al monumental atasco que sufre la jurisdicción penal y que originan unos enormes efectos colaterales con el consiguiente incremento de costes económicos para la Administración.
Día de juicio en los Penales. La esquina de las calles Ejército Español y Carmelo Torres está a reventar con furgones policiales y corrillos de personas que no hacen otra cosa que charlar y echarse algún que otro pitillo mientras les llega su turno. Unos —los menos— se secan los sudores previos a sentarse en el banquillo. La gran mayoría está allí para declarar como testigos. Se sabe cuando se llega, pero jamás se conoce si se terminará ese día el maltrago de estar en una sala de vistas o habrá que volver en el futuro.

    14 abr 2014 / 22:00 H.


    Y es que las estadísticas oficiales demuestran que los participantes en uno de cada cinco juicios penales previstos en Jaén se presenta en la sede judicial para perder el tiempo. Los datos de la Memoria del TSJA son claros: El 20 por ciento de los procesos judiciales se suspende. En 2013, los cuatro juzgados señalaron 8.113 vistas. Solo pudieron celebrar 6.588. Las 1.525 restantes se fueron “al limbo” de los aplazamientos. Todos los participantes tuvieron que escuchar la temida frase del agente judicial: “No se vayan aún y suban a la oficina para que mis compañeros vuelvan a citarlos”.
    Las suspensiones tienen un extraordinario coste económico. Hay cientos de personas que son llamadas a diario para participar en un juicio. Los protagonistas imprescindibles son el juez, el secretario, el fiscal, los abogados, el acusado y los testigos. En el momento que falta alguno de ellos, lo más probable es que el juicio tenga que suspenderse, con los consiguientes “daños colaterales” del llamado eufemísticamente “mal funcionamiento de la Justicia”: policías que no patrullan las calles, funcionarios que están “entretenidos” con un trabajo totalmente improductivo y ciudadanos que pierden la mañana en un corrillo a la puerta del juzgado, pudiendo estar en su trabajo o en su negocio. Todo eso sin contar que esta situación contribuye a saturar aún más si cabe los ya sobrecargados Juzgados de lo Penal. Alguno ya está señalando juicios para finales del año 2015. Y es que el hueco previsto para ese día no puede cubrirse con la inclusión de otro caso.
    Hay otro aspecto que también es necesario analizar: los aplazamientos alargan el tiempo de finalización del procedimiento judicial lo que, paradójicamente, puede llegar a ayudar a “los malos”. Y es que cualquier abogado defensor que se precie puede alegar ante el tribunal la atenuante de dilaciones indebidas, por los retrasos acumulados en la causa, lo que supondría una rebaja del castigo para su cliente en el caso de ser admitida.
    Las suspensiones son uno de los principales problemas de la Administración de Justicia. En Jaén, lejos de solucionarse, la situación se ha agravado. Hace dos años, el porcentaje de aplazamientos se situaban en el 16 por ciento en la jurisdicción penal. El año pasado, subió hasta el 20.